sábado, 15 de agosto de 2009
Porque a veces
quiero ser asesina, tal vez a sueldo, así ganaría (al menos) más dinero por lo que hago ahora que a veces es desestimado y termina siendo nada... así, creo que, solo aceptaría trabajos de personas que desearan matar a quienes yo quiero matar, lo disfrutaría, le encontraría una delicia exquisita. Y ganaría dinero. Con ese dinero, digamos de unos tres asesinatos... podría pagar deudas, comprarle una casa a mi mamá, un carro a mi hermana, pagaría la carrera universitaria de la otra hermana y jubilaría a mi padre de por vida, también me compraría una casa y una oficina en la Torre Futura, para seguir con mi oficina de gestión cultural (sin ser necesariamente una fachada) en un lugar de estatus y mi socia y yo nos daríamos el taco de ir a todos los festivales de arte del mundo, compraríamos obras (nacionales e internacionales) y las tendríamos colgadas (o instaladas) en medio de nuestra lujosa y minimalista oficina para que todos los gerentes, presidentes y dueños de las grandes empresas de este país lleguen y vean cómo se verían en sus lujosas y minimalistas oficinas... si... además en comodato tendríamos un rancho en la playa, una playa linda, para que todos nuestros amigos y amigas artistas puedan alejarse del bullicio e irse a un lugar bello y natural para producir obras dignas de llevarlas a bienales y subastas, ningún curador podría resistirse a ver el trabajo de nuestros representados y nos mantendrían al tanto de todo el desarrollo del arte contemporáneo. Solo con tres asesinatos. No me olvidaré de mí por supuesto, invertiría dinerito en un cambio de luq, porque ser chaparra y bien indita no ayuda ni da plante de profesional del arte (ni de asesina), me tiñiría el cabello, me hiciera cirugía plástica, usaría solo tacones de aguja, de esos que levantan la altura, el ánimo y el plante, entraría en un programa de reducción de peso y regresaría a mis escazas 100 libras de hace dos años, a punta de apio y perejil. Conseguiría un novio europeo, y si a mas no haber un novio gringo... nunca suramericano, menos indio como yo. Sería cliente de la Apple, en Taca me atenderían en VIP y Dolce y Gabbana me pedirían usas sus lentes para sol. Tendría una doble vida, como siempre y en toda circunstancia. Sería asesina. Mataría, dispararía desde la terraza de un edificio con mi super fusil infalible y sin falla y luego... mandaría una hermosa corona fúnebre al funeral del cliente, claro, anonima... Todo sería genial, pero tendría que cerrar el blog.
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7 comentarios:
Creo que todos quisieramos una vida asi... sin deudas, sin cobros, sin reclamos poco amigables y bien fuera de personaje... pero vivimos lo que nos toca vivir, deseando llegar al proximo dia sin ninguna laceracion de caracter permanente.
Llega un momento en que uno se hostiga de ser el Dr. Jekyll y gustosamente deja salir a Mister Hyde. A ratos a mi también me invade una cierta vocación para serial killer, y de gratis...jejejeje :)
Ese alter ego que describís da para una película. Sería algo así como un híbrido de la O-Ren Ishii de Kill Bill y la Virginia Baker de Entrapment.
Solo una curiosidad, ¿porque nunca un sudamericano?
Querido Roberto: si, deseo llegar al día de mañana sin daños irreversibles ni para mi ni para otros...
ALX, como (casi) todo es contrario a mi realidad en este post... pues nunca me empataría con un europeo o un gringo, mas si con un latinoamericano, era un juego. Tenes buen ojo... si me basé en O-Ren Ishii, ver las películas de Tarantino tan noche afecta mis estados de ánimo y aflora mi odio... a lo mejor mi psicóloga si tiene razón... soy sociopata.
Thanks por la aclaración...
Por otra parte, repasando el tema del cambio de look, no hacen falta cirugías, tintes ni otros tantos efectos para vender la imagen de killer. Se me viene a la mente un ejemplo bastante convincente: Rosie Perez en Perdita Durango.
Lo Maximo!! Rosie Perez...!!
Jajaja.... exacto! pero seguía la alegoría de cambiar todo en mi... en realidad no cambiaría nada de mi ser... así estoy bien... aaaasssssssshhhhhh!!!!
Roberto!
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