Desde ayer Manuel me pidió un reporte del tráfico, pensé en ese momento en escribir este post del tráfico de mi cabeza, como en alguna otra ocasión he hecho, haciendo una alegoría del transito de pensamientos que me azotan sin piedad.
Pero resulta que en el chunche ese del feisbuq es bien divertido comuncarse con HeroMc (Alias Manuel) porque bien rapidito me contesta, porque lo que son mails... mmmmmmmm, siglos y no contesta y si trato de llamarlo al cel tampoco contesta (de eso no me quejo, porque tampoco contesto mas por despistada que por maldad), asi que le puse un mensaje en el muro de feisbuq y le dije que siento la mente tupida... porque asi la siento, totalmente tupida, topada de infrenable trabazón y con pitazón imperante y malcriada.
Me aconsejó Manuel lo siguiente: Y qué será pue??? Yo que vos me levantaba ahorita mismo de la PC y me iba a dar una vuelta a la cuadra ... Apurate! Deja esa carambada y andá date un vueltín. Cuando volvas me escribis ...
Bien obediente y bien portada me fuí. Y ya regresé y por eso le estoy escribiendo.
El tráfico está horrible, hay un montón de carros y un montón de gente en el banco, hace calor y hay una bulla infernal entre cantos gritados de evangélicos esperando el fin del mundo y una mujer que me dice que nadie me ama como él.
La verdad de todo el tráfico que debo reportar (o al menos observar) y tratar de desenmarañar no es el de mi cabeza, tampoco es el de las vías de comunicación terrestre frente a mi trabajo, tampoco el gran tráfico en mi cel que no contesto... el tráfico que debo ordenar es el de mi corazón.
No Manuel, no es la mente la tupida... es el corazón que anda "cherencueque" y atribulado, y pesados y con ganas de pelearse conmigo y con otros, que anda amarrado a una gran piedra mientras (con miedo) paso por un gran río ancho y profundo.
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