Porque resulta que soy bipolar después de todo, no puedo señalar duramente a Anti-Raúl, porque sea tan triste, porque a veces me siento como él o tampoco puedo excusarme en el capítulo 21 del Principito, porque al final ¿a cuántos zorros he domesticado? o ¿cuántos principitos han intentado domesticarme?
He vuelto a prácticas sencillas de supervivencia... empecé a hacer tricot, a armar rompecabezas, a ordenar mis libros, a platicar de sueños con algunas personas, a platicar con los pájaros que llegan a mi ventana al amanecer. No te encuentro a vos en medio de estas rutinas ¿a caso no debo encontrarte en estas rutinas?
Soy feliz a medias. El sábado, mientras estaba frente al lago pensaba que siento un vacio y que nada ni nadie logra llenarlo. Nada ni nadie. ¿acaso eso no es triste? ¿o sería la base de la alegría de saberme autónoma e independiente?
Y bien sé que querés asimilar a la persona que soy, pero te tengo una noticia, eso es bastante difícil... tengo demasiadas prohibiciones, demasiados mitos, demasiados miedos, numerosos desprecios, incontables palabras irreconciliables e interminables noches de insomnio.
Soy feliz a medias, y creo (en noches como esta) que es mejor que ser una completa infeliz... aunque mi vida sea un caos, se aleje de la realidad y permanezca enclavada en ella sin poder huir de lo entintado que puede ser vivir bajo el riesgo.
Soy feliz, aunque a veces no lo parezca.
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