Odio ir al médico, detesto los hospitales y por alguna razón karmática resulta que casi me crié en uno... y nacional para rematar.
Las cuestiones de salud se me ponen intensas debido a mi renuencia a ir a pasar consulta, a veces he pensado que las enfermedades deberían de ser biodegradables... es decir, que pudiera ignorarlas y con eso ellas se fueran. Pero no.
Mayra me dijo que a saber qué estaba negándome a escuchar, el asunto del oído siempre ha sido eterno, desde el día que cumplí dos años y cuando se me reventó el tímpano derecho y desde entonces he sido medio sorda... luego a los 13 y ahora.
Empezó con una mi mega gripe hace un par de meses atrás, siguió dándome molestias, pero entre canchas, partidos, teatro y cipotes... ignoré la dolencia lo más que pude, me ponía los audífonos para no estar escuchando el "ruido blanco", pero poco a poco el ruido fue definido y constante, incluso cuando dormía y ahora que lo medito... a lo mejor por eso mis pesadillas fueron haciéndose más asiduas y feas. Lo confirmaron hace unas semanas, un alien vive dentro de mi oído derecho. Es del tamaño de una arveja (como si tuviera noción clara de cuánto mide una arveja!) Por supuesto el otorrinolaringólogo ha propuesto todo tipo de métodos para tratar de extraerlo o al menos para reducir su tamaño y de paso las molestias que me causa, entre dolores de cabeza, mareos y su consiguiente mal humor acarreado por mi impaciencia. De momento sabemos su tamaño, su ubicación, que es benigno y que de vez en cuando me habla suavecito y me da ideas bien creativas. ^^
A veces he pensado que es como una chibola (entendida como una canica) y que al fin podré decir... "se me botó la canica!" o que es un habitante tan ansiado de mi cabeza, que me dice los mejores consejos o que me llame a la rebeldía natural de la que fui capaz en la adolescencia y agarrar mis maletas y seguir largándome, donde sea... Chile, Londres o Costa Rica... Ahora que lo pienso, hace un año recién aterrizaba en Guate ^^
El asunto es que llego a la clínica...
- Buenas, ¿se encuentra el Dr.?
- Como no... ¿va a pasar consulta?
- No! solo quería saber si se encuentra (es la respuesta en mi cabeza)....... Si, por favor... (la que le doy a la inocua secretaria)
Se marcha la mujer a anunciar mi visita.
Se abre la puerta de la siguiente habitación que viene a ser como cualquier otro consultorio. Entro y un simpático hombre me estrecha la mano.
- Dr. ljoqhfqpoif`paij... mucho gusto - dijo él y yo sonreí - cuénteme qué le sucede.
Empiezo a contarle cada uno de los sucesos... me miraba cada vez mas serio y yo (misteriosamente) empecé a sentir culpabilidad.
- Venga, siéntese aquí, la voy a revisar - diciendo eso estaba cuando sacó el primer instrumento de tortura. (Salto de relato, porque hay niños presentes y maldije mucho debido al dolor al sentir las pinzas escoroleándome los oídos)
- mmm... ajá... mjm..... a ver.... diga "a".... ¬¬... mmmmmmmm, ok.... ahora el otro.
Soy alérgica al dolor, o a la idea del dolor en mi...
- mmm... ajá... mjm.... a ver.... diga "a".... ¬¬ ... mmmmmmmm, ok.... ahora... otras pruebas.
En resumen: una resonancia magnética, varias inyecciones para el dolor que... oh milagro... me han hecho dormir como osa en invierno... pero que al pasar el efecto siento incrementados todos los dolores (no solo el del oído... hasta el sol de hoy tengo una semana de lucha aguerrida de parecer gente normal, me duermo en todos lados (incluyendo un banco mientras esperaba turno para ser atendida), ando pendiente del reloj por las pastillas que me tomo, me despierto escuchando voces y la música, por primera vez no ha sido un refugio.
No sé si podré acostumbrarme al ruido blanco o la imperante necesidad de silencio.
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