Hoy es día de San Ignacio de Loyola. Vasco pelón que le chingó la vida a cientos de personas: sus alumnos.
Históricamente los jesuitas han sido benefactores en muchos aspectos de la vida: política, social, científica, académica y (a veces) espiritualmente... pero también han tenido sus pecados capitales. La vanidad es uno de los principales, súmele otros pecados menos alegóricos y tendrán como resultado un grupo de personas bastante agrandadas.
Yo no soy la excepción: crecí con ellos, desde los seis años me chingaron la psique y terminé siendo todo un crisol de actitudes, virtudes y defectos. Como a la mayoría de sus alumnos me formaron académicamente y me deformaron el modo lindo característico de la rama masculina de mi familia. Me amargaron en muchos aspectos, pero también les agradezco muchas cosas.
Hace años celebrábamos esta fecha, bueno... la celebraba yo... me parecía que el proyecto jesuita era necesario y maravilloso. Me sentía comprometida y feliz de ser parte de un grupo, luego sucedió... me di cuenta que la vida va más allá de lo que ellos mismos me enseñaron.
Hoy solo me acuerdo que en una fecha como ésta Ignacio se murió.
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