lunes, 10 de junio de 2013

Desaparecer

Muy conocida, durante muchos años, es mi capacidad de desaparecer. He llegado a puntos en los que más que una capacidad es una habilidad.

Estoy segura que esta capacidad viene de una necesidad muy arraigada de mi derecho a la privacidad, solo que esta vida tecnificada nos dificulta y hay una insistencia sobre la exposición de la vida. Por supuesto, una es capaz de decidir hasta donde dejar que este fenómeno ataña a la existencia.

La semana pasada hice algo que venía necesitando desde hace meses, como cuatro meses atrás, cerré mis cuentas de tuiter y feisbuq. Una noche, harta de leer quejas, desvergues y reclamos (hacia mí o hacia el universo en general) decidí alejarme de la vida "social".

Sí, soy una ermitaña... o al menos lo intento.

Le escribí un correo a las pocas personas que pasan por este blog y con las cuales me interesa mantener una comunicación y les dije.. "chau", momentáneamente.

Es rico irse, ver que te han escrito solo personas que de verdad se interesan en vos como persona, no otros... es lindo cuando suena el celular porque te ha caído un mensaje de las únicas tres o cuatro personas que son habitualmente tus interlocutores de tus locuras cotidianas.

Siempre me consideré una persona más bien tímida para muchas cosas, ya suficiente con este espacio del blog para expresar y ejercitar la escritura no institucional o laboral.

No se imaginan lo mucho que me estaba perdiendo, ahora salgo a caminar, hago planes, avanzo en varias cosas pendientes y construyo un lugar propio.

Miguel se burló un poco de mi radicalismo, luego que le comenté que le próximo paso es conseguir un teléfono sin internet... un fon... sin smart... me dijo que lo siguiente sería vivir sin zippers como los amish... creo que he empezado a ver con ojos misericordiosos a los botones :)

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