jueves, 27 de junio de 2013

La delicia de vivir sola

Debido a que ayer terminé un proyecto, decidí tomar un tiempo de relax... es cierto que otro trabajito lo llevo en un ritmo inapropiado, pero me daba chance de levantarme a las 8 a.m.

Pensé que sería rico amanecer acostada sin el estrés de salir corriendo a la hora pico junto a cientos de capitalinos que se dirigen a sus lugares de trabajo o estudio. 

Tonta de mí. 

Una noche antes no cené bien, porque así soy yo... cuando el hambre me abandona no como bien y como a deshoras... resultado, a las 5:30 desperté con hambre. ¿Cómo es posible que me de hambre a esa hora? ¿Por qué no esperó mi estómago al menos hasta las 7:30 para rugir?

Me levanté e hice primero un inventario de los alimentos en mi casa: latas de atún, sardinas, curtido, leche, cereal, avena, huevos, verduras varias... qué hueva. 

Me decanté por hacer leche con avena... tenía días de no tomar/comer quaker. La preparé y debido a mi estado casi sonámbulo no me percaté cuando la leche empezó a subir en la ollita. Dos minutos después me tenían limpiando la cocina y lavando los trapos ¬¬

Como ya estaba levantada y el sueño se me fue con la cólera de la leche, me senté frente a la compu, después de todo, informarse es lo necesario en mi vida... empecé a revistar las ediciones on-line de los periódicos.... recomendación... no lo hagan en ayunas... no se imaginan lo triste que resulta leer malas noticias y de paso mal redactadas. 

Empecé a ver si me concentraba para empezar a escribir y tuve que aplicar mi técnica de leer más para alejar el síndrome de la página en blanco. En eso se conecta mi hermana... empezamos a chatear y a enterarme de las nuevas noticias familiares que van desde enojos, despechos y abandonos (y que conste que en ninguna estaba involucrada yo). 

Como la hueva existencial es grande, el sueño fue apareciendo a eso de las 7... pensé que no era mala idea subir y tomar posesión de mi confortable cama... y eso hice... estaba agarrando puesto cuando a lo lejos escuché una campanita... no me inmuté... cuando de repente recordé que ahora vivo sola y que la basura no sale por arte de magia para que el camión se la lleve. Abrí los ojos y en un movimiento rápido y sagaz encontré mis ginas y salí corriendo a la primera planta.... casi me mato debido a un tropezón en las gradas y dejo embadurnada mi humanidad en la ventana... me recuperé rápido del susto y sigo hacia el baño, la cocina y agarro las bolsas de basura... llego a la puerta... y... ¿y las llaves?

Aquella maña de ponerle llave a la puerta cada noche! ¿¿¿dónde están las putas llaves??? El camión de la basura se oía más cerca ya... hice esfuerzo mental de pensar dónde dejé las llaves una noche antes, subí a mi cuarto y estaban justo al lado de mi cama... vuelvo a bajar (ahora con cuidado) y empiezo a sacar llave, pude sacar la basura justo a tiempo. Ahí estaba yo... en pijama en plena acera a las 7:30 a.m.

Entré y vi la compu abierta... decidí servirme un poco más de avena con leche y sentarme a escribir, al fin y al cabo ya se me había espantado el sueño de nuevo. 

Me amenizo el momento con música de Johnni Cash... pienso que yo habría sido una de sus mejores fans si hubiéramos coincidido en tiempo y espacio.... ¿de dónde me viene pensar eso a esta hora? En eso aparece conectado Miguel, nos saludamos y como casi siempre, empezamos a tener una de esas conversaciones raras y convulsionadas que incluyen temas como: sociópatas, asesinos en serie, economía nacional y otros monstruos. 

Si... es lindo vivir sola... pero a esta hora ya me empezó a dar sueño de nuevo, no me he bañado, me empezó a doler el estómago por tanta leche consumida y sigo en pijama... buenas noches. 

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