lunes, 24 de junio de 2013

El Celular

“El verdadero lujo del siglo XXI es ser anónimos,
ilocalizable y que nade te pueda espiar.
Pocos pueden vivir así.
Y lo primero que hay que hacer es perder el celular. “
Jorge Ramos. Prensa Grafica, domingo 23 de junio de 2013.


Hace unas semanas decidí cerrar mis cuentas de facebook y tuiter. Por varias razones, más bien de lobbie político tuve que reabrir la de Face y abrí una cuenta alternativa de tuiter, en la cual no aparecen ni siquiera mis iniciales.

Jorge Ramos, periodista de CNN y columnista para varios periódicos a nivel nacional contó ayer que estaba en vacaciones en Venecia, Italia cuando por contestar una llamada que pensó que sería urgente cometió un error: dejó caer su celular en uno de los canales de la ciudad de los 400 puentes.

Pasó una semana sin celular.

La reflexión que realizó iba en la línea de cómo el gobierno norteamericano justifica su espionaje de celulares y computadoras para evitar nuevos atentados terroristas. Cada pueblo tiene lo que quiere. Supongo que es un mal necesario para ellos.

Pero fuera de eso me quedé pensando que mis tres semanas sin redes sociales fueron muy buenas, posiblemente pudiera cerrarlas de nuevo y nada cambiaría. Pero me pregunté si podría volver a vivir sin celular. Recordé cuando no lograba acostumbrarme a esos aparatos y me costaba tener uno conmigo. 

Ahora siempre está ahí. Como un intruso.

Ayer que salimos a caminar con Miguel, habíamos caminado unos metros de la casa cuando recordé que no llevaba mi teléfono, me regresé porque pensé que mi papá podría llamarme mientras caminaba con “él”.
Qué tristeza más grande. No poder vivir sin celular, luego pensé que sería lindo volver a no tener cómo contactarme, luego pensé en el trabajo, en la pareja, en mi familia… yo tengo que estar atenta si alguien de ellos quiere hablar conmigo.

¿Cómo era cuando nadie tenía celular? Cuando teníamos que ser puntuales, cumplidos y responsables en las citas, encuentros y planes. Parece que nadie lo recuerda ya.

Hemos perdido autonomía, somos dependientes de un aparato que para colmos ahora no solo sirve para hablar, sino también para chequear y responder mails, llevar cuentas de los meses y reuniones, enviar mensajes instantáneos y para colmos ahora sirven para que nos espíen o nos extorsionen.


A veces quisiera perder mi celular y no encontrarlo nunca más. 

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