miércoles, 2 de junio de 2010

La 168

Como casi que no creo en el cielo, pues casi no creo en el infierno... bueno... hasta ayer.

Considero que no soy una persona que se queje (demasiado) del servicio de transporte, siendo la peatona que soy pues estoy acostumbrada a casi todo de su repertorio, pasando por sus asesinatos, asaltos y atropellamientos.

Practicamente he recorrido Centroamérica en bus, crucé la frontera de México con Guate en un bus que más que bus parecía una churrasquera... he llegado a pueblos refundidos en acantilados en buses... y... quitando aquel memorable autobus que me trasladó desde Guate hasta Xela en medio de la noche... pues ningún otro me había dado tanto espanto.

Ayer fui a traer a mi madre a su trabajo, fuimos a hacer un par de mandados y a eso de las 6 p.m. le digo: "Llamemos a mi papá para esperarlo e irnos para la casa con él"... se me queda viendo con esa cara que hace ella y que quiere decir a grandes voces que una mujer no necesita ayuda masculina para todo y me dice (ella, no su cara) "vámonos en bus niña!". Confieso que me sentí ahuevada por la actitud cómoda que tuve y agarré el entusiasmo que no últimamente no tengo y dije "Vaya pues!"

Maldito el momento en el que me dejé convencer tan impúdicamente!

Primero: llegar hasta Santa Tecla... nos dimos cuenta que en la parada en la que estábamos ya iban llenos los buses... caminamos hasta otra parada (lejana) para tener oportunidad de encontrar algún transporte con asientos disponibles... venía un bus y le digo: "vámonos en ese!", pone de nuevo esa su cara... ay mi madre y sus caras! "no niña... vámonos en una coaster", ya a esas alturas, después de haber cedido en todas sus sugerencias, no tuve más remedio que seguir cediendo...

La coaster de la 168 llegó, solo había un asiento "libre", una señora llevaba una caja con tres cachorros tipo canelos en ella y la había puesto en el asiento a su lado... tuve que discutir con la mujer que no quería cargar su caja, al fin pude hacerla ceder y mi mamá se sentó.

NUNCA HABÍA SENTIDO UNA HORA TAN LAAAAAARRGGGGAAAAAAA. La coaster iba repleta, fui empujada, vapuleada, pateada y casi arrastrada. Mi humor cambió a la altura de la salida de Santa Tecla hacia los Chorros, cuando pasamos por Colón estaba a punto de convertirme en homicida y al llegar a la altura del desvío a Lourdes contemplé la posibilidad de un suicidio y así terminar con ese sufrimiento.

Estaba odiando al mundo, cuando veo a mi mamá, llevaba una cara de sufrimiento compartido... quizá se sentía mal por ver la maltratada que me estaba dando la vida en ese momento. Traté de recomponer la cara que llevaba yo... no quería hacerla sentir mal, aunque a mi me estaba llevando el diablo.

Cuando al fin nos bajamos en la parada correspondiente eran las 7:30 p.m. (en silencio) caminamos hasta la casa... para darnos cuenta que mi papá ya había llegado y que había estado llamando al celular de mi madre para traernos y que ella no había escuchado.

4 comentarios:

Roberto dijo...

Insisto... esto solo a vos te pasa

KR dijo...

:(

iba pasando dijo...

Ja ja ja no digo pues, yo prefiero 'ray' o caminar que subirme a una lata de sardinas, siempre que exista la opción.

KR dijo...

ay querido... vos sabes que evito estos acontecimientos desastroso lo más que puedo, pero con mi madre nunca se sabe en qué va a terminar los huesos diuno... hubiera preferido caminar desde Santa Tecla, pero la hora tampoco es que fuera demasiado garante de mi seguridad.