jueves, 24 de junio de 2010

Tony

Hace diecisiete años lo encontré en el camino, bueno no… en la parroquia, era un niño de quince años y yo era un catequista de dieciocho. Nos presentó Gladys. Por cierto que el pasado sábado, cuando íbamos pasando por el centro de San Salvador con el “don”, nos la encontramos, inevitablemente al verla lo recordé a él. Por supuesto, ella me preguntó si sabía de él. Le dije que no.

Hoy está cumpliendo años Tony. No sé nada de él desde hace más de un año. Hay días en los que me pregunto “¿Dónde estará? ¿Estará bien? ¿Qué tal seguirá de su gastritis? ¿Seguirá en Panamá o habrá regresado ya? ¿Habrá mejorado (al fin) ese mal humor que lo caracteriza? ¿Será feliz?” y muchas otras preguntas más.

Hasta que Iba Pasando fue declarado como novio oficial de esta loca nunca antes había tenido uno como tal, si hubo afecto con otros hombres, mucho cariño… pero ninguno se declaró oficialmente como novio y el que más cerca estuvo de esa etiqueta fue Tony.

Con él todo era raro… todo. Pero era ese tipo de rareza que daba curiosidad y que te invita a quedarte un rato a observar. Durante muchos, muchos años este muchacho llegaba a visitarnos a la casa de mis padres, cuando vivíamos en aquel entreñable Cuscatancingo. Mi hermana Lorena a cada rato me decía que estaba enamorado de mi, yo me hacía la loca y no le daba importancia al comentario, me parecía que mi hermana alucinaba. ¿Todo por qué? Simplemente porque Tony era de esos amigos que no podía dejar de ver como eso, amigo.

Él dejó la adolescencia y tuvo un inicio turbulento en la universidad, decidió estudiar arquitectura. Para entonces yo estaba iniciando mi segunda carrera. Seguía llegando los domingos a la casa y mientras me ayudaba a hacer los menesteres más hogareños me contaba sobre sus clases, sus novias, sus amigos y sus vagancias. Yo poco le contaba de mis días, sabía lo básico… lo que sabía todo mundo: daba clases, realizaba trabajo social en comunidades, estaba hasta la coronilla de trabajo y estudiaba en horas nocturnas. Siguió pasando el tiempo.

No sé ni cómo pero de repente ya no solo llegaba a la casa los domingos, de repente me lo encontraba en la universidad y nos ibamos a tomar un café y nos zafábamos de clases, seguíamos conversando mientras regresabamos juntos a nuestros hogares. A veces hasta me iba a dejar hasta mi casa y luego regresaba a la suya.

Emepezó a conocer a mis amigos: Emilia, Palo y los bichos. Palo me lo dijo una noche en la que Tony no apareció: Ese tipo está enamorado de vos. Me reí como cuando me lo dijo Lorena cinco años antes. Pero esta vez me quedé pensando en eso.

Una noche, mientras escuchaba la cátedra del Padre Chente, en la que me estaba explicando la Diakonía vrs. los malos espíritus, vi que estaba sentado en la acera de enfrente del edificio, tenía varios papeles entre sus manos y una calculadora, estaba calificando unos laboratorios (era instructor de no sé qué cosa del espacio) mientras esperaba a que saliera de mi clase. No puedo negarlo, me enterneció verlo ahí, bajo el sereno de la noche. Me esperaba. Y esa noche decidí terminar de llegar hasta donde él estaba.

Nos quisimos mucho. Cuando decidí irme a vivir sola y se lo comuniqué, trató de persuadirme de la idea, por supuesto que no le hice caso y me largue una tarde de octubre, pero fue él el único que me ayudó a limpiar, lijar y pintar la casa donde fui a vivir. Plantamos una flores anaranjadas que le gustaban a él y construyó un techito para que Rasputín, mi conejo, tuviera un lugar donde resguardase por las noches o a la hora de más sol.

No sé cómo… ni me acuerdo cuándo… empezó a ser menos frecuente. Empezó a desaparecer y como no lo busqué le perdí la pista. Una noche, al llegar a una juerga alguien me preguntó “¿y el Arquitecto?” (ese era el mote con el que se referian a él, nunca le dijeron su nombre). Fue ahí cuando me di cuenta que tenía mucho tiempo de no verlo.

Por supuesto que apareció al ratillo… creo que fui yo la que le llamó por teléfono, para saber de él. Me dijo que estaba hasta el garete de trabajo entre sus clases y las instructorías y yo que para entonces era inconstante y dispersa acepté la explicación y lo dejé ser… ser lejos de mi. Me hizo mucha falta pero ya no lo busqué.

Nuevos afectos aparecieron para entonces, me mudé a otra casa… me inmiscuí con la persona menos indicada y cuando al fin averiguó mi nuevo domicilio… Tony fue a buscarme. Le dejé claro que no sirvo para afectos dobles, que no soy mujer que guste del dramatismo de la infidelidad ni es mi idea correr el riesgo de envejecer con culpas en el corazón. Me dio un beso en la frente y se fue.

La noche que lloraba la traición del no-indicado por el que dejé ir a Tony, Emilia me consolaba… y a ella que no mucho sentía simpatía por Tony… me dijo que si no hubiera optado erróneamente como lo había hecho… él no me habría lastimado, más lloraba yo.

Por supuesto que me hubiera lastimado, todos lastimamos o nos sentimos lastimados por otros, pero la diferencia es que podemos corregirnos y tratar de ser menos dañinos, no al menos concientemente.

La última vez que supe de él era uno de los arquitectos auxiliares en la construcción de la Torre Futura, me lo encontré en una ferretería y andaba ese casco amarillo que caracteriza a los de su profesión, en el bolsillo de su camisa asomaba aquel compás (moderno, bello, elegante y muy útil) que un día como hoy, hace cuatro años, le regalé. Me vio, sonrió e instintivamente me abrazó, yo correspondí y le dije : “me alegra verte”… era cierto y él en cinco minutos me puso al tanto: trabajo, novia, viaje en puerta… “mira… siempre me sirve para los planos y para acordarme de vos” me dijo mientras me enseñaba el compás. Como en viejos tiempos yo no le conté mucho: mucho trabajo. Nos despedimos, yo fui a sacar la copia de la llave de la oficina que estabamos inaugurando con Ely y Rolando… y él regresó a su torre y su futuro.

Feliz Cumpleaños Tony, hasta donde quiera que estés.

2 comentarios:

Karla dijo...

Por un momento pensé que era mi Tony...bueno, mi ex Tony :(

Karla dijo...

Causalmente, mi Tony también es arquitecto, y también trabajó en algo en la Torre Futura...pero no se iba de viaje.