lunes, 23 de septiembre de 2013

Ver y mirar no son lo mismo.

Estamos acostumbrados a ver pasar gente... pero no nos detenemos a mirarlas. 
Muchas razones pueden estar influenciando: trajín diario, problemas propios, accidentes en nuestras cabezas... distracción. 

Durante años he pensado que no me di el tiempo y la oportunidad de conocerte bien, querido niño, nada pude haber cambiado en tu vida o en tu entorno. Pasé junto a tí mientras cantabas aquella canción de Charly García y me maravillaste con tu infancia-adultez prematura. Trece años han pasado y hoy te he recordado precisamente por esa canción que te sacaba del montón en medio del patio del recreo.

En la actualidad, a veces, sigo con la mala maña de solo ver y no miro. A veces, quiero cambiar esto. 



Yo no quiero saberte tan triste,
yo no quiero saber lo que hiciste,
yo no quiero esta pena en mi corazón...

No hay comentarios: