viernes, 5 de diciembre de 2008

La Casa

En mayo del 2005 empecé a concretar uno de mis sueños: vivir sola.
Recuerdo que con Palo andabamos caminando por todos los alrededores de la u... para "vigiar" una casita... íbamos a ser "roomates".
Un día, caminando... caminando vimos un rótulo de alquiler de casa... era en una colonia "chiquitita" casi enfrente de la Einstein... a los pies del Centro Loyola... cerca de la UCA... era perfecta la ubicación... llamé, la mujer que me atendió me dijo que la casa esa ya estaba alquilada... pero que tenía otra en la misma colonia que estaba a punto de ser desocupada, así que podía reservarla para nosotros.
Un mes después... cuando Palo se echo para atras... yo hice el contrato y empezó la construcción de mi lugar. Soy loca... acepté la casa sin haberla visto por dentro... solo por fuera... y lo que vi, no era del todo lindo, pero como mis ansias de libertad eran poderosas y el alquiler era bien barato en relación a la ubicación..... acepté. Ha sido la única vez que he dicho "acepto" sin pensarlo... tal cual novia enamorada y equivocada... jajajaja.
Que maravillosos recuerdos tengo de ese entonces... el día que me dieron las llaves de mi casa (prestada) compré una plantita y la fui a ubicar en la separación que había entre la cocina y el comedor. No me mudé de inmediato... quería preparar el lugar que por fin sería mío exclusivamente. Además.... no les había comunicado mi decisión a mis padres, así que todo se hizo bajo la mayor reserva.
Desde finales de julio hasta inicios de octubre estuve muy ocupada... eligiendo el color de las paredes, comprando muebles, llevándolos... tratando de eliminar la jungla que habían dejado en el patio de atrás, lijando los balcones de las ventanas y pintándolos... escogiendo tela para las cortinas, cosiendo las mentadas cortinas... transportando (tal cual hormiga) mis mas preciados recuerdos desde la casa materna a MI casa...
Cada día por la tarde, en vez de irme a casa de mi madre, me iba a buscar o comprar utencilios para proveerme comodidad y practicidad... cucharones para cocinar, tazas, una vajilla linda de melamina, un hermoso florero redondo, un trozo de tronco (para cuestiones decorativas)... unas tijeras para podar, una escoba, desinfectante, jabón (de toda clase y para todo uso), y cada fin de semana me inventaba alguna paja y luego de salir de trabajar del colegio me iba con mi maletita a pasar el finde en mi casa... ocupada en lavar las paredes, podando malezas, lijando el pasamanos metálico de las gradas, pintando paredes... algunos amigos ayudaron en el proceso... muestra de esto es quedó una mancha de pintura "blanco-antiguo" en el piso cuando Tony se cayó un par de escalones de las gradas...
En el colegio se enteraron que estaba por mudarme y la mara, ni lenta ni perezosa... me ofrecieron algunas "reliquias" (unas regaladas, otras vendidas) para ir equipando mi hogar... recuerdo que Lili me vendió el juego de comedor de madera que tanto me gusta y que actualmente está cumpliendo un papel muy importante en la cafeteria de mi madre, también en ese "combo" venía un sillón (digo yo que era un sillón) pero creo que tenía problemas de identidad, porque también parecía divan... Fidel ofreció su pick-up rojito para trasladar todo... y asi fue. A los días Rocío me ofreció en venta una refri chiquitita... color verde! que desentonaba totalmente con la paleta escogida para las paredes (blanco antiguo-azul intenso-celeste infinito), pero no me importó...
Procuré proveerme de lo necesario, sin vanidades ni estravagancias... y así fue.
Los detalles del grito de independencia los dejaré para un post posterior...
El dos de octubre de ese año luego de una contienda de "tira y encoge" con mi mamá... me fuí a vivir sola, estaba cayendo un torrencial temporal, me fuí con lo único que era mío en realidad: ocho enormes cajas llenas de libros, una caja de ropa y mi sleeping-bag... nada más... el resto fue llegando por añadidura... Esa noche, mientras buscaba una vela por si se iba la luz por la tormenta, tenía como unas cuatro horas de libertad cuando tocaron a la puerta... era mi familia, mis padres y mis hermanas: me llevaban... una colcha, una libra de queso y una cacerola. Se quedaron 15 minutos, hicieron una inspección del lugar, mi padre echo un ojo en el pasaje... y luego se marcharon, al despedir a mi mamí, toda llorosa me dijo: "cerrá bien la puerta antes de irte a dormir".
Pasé cuatro días encerrada... por la tormenta se suspendieron las clases y la nación se declaró en emergencia... tuve tiempo de sobra para poner todo en su lugar...
En esa casa di refugio a mis hijos, eran bien recibidas algunas visitas, se instaló Palo, que al final si fue mi roomate durante unos meses; en esa casa tuvimos celebraciones de cumples, barbacoas, chupishowers, almuerzos con mi familia... llegaron a mi vida Rasputín y Lucas (el único perro con el que no he tenido conexión emocional), fue punto de reunión para viajes madrugadores y de cuando en cuando recibía la cálida compañía del hombre que he amado durante muchos años.
Ese lugar me vio cocinar, lavar, barrer, escribir, bailar, cantar y crear... fui yo y fui rotundamente feliz... con o sin compañía me sentía libre y completa.
Me fui de ahí un 15 de septiembre... Emilia se había mudado conmigo y teníamos problemas por el parqueo... así que buscamos algo adecuado para su dimensión de mujer motorizada... ese día me desprendí de muchas cosas que aunque con muy poco tiempo había llegado a amar.
Ayer... ayer me encontré a la niña Dioni, la dueña de esa casa... me dijo que la tiene desocupada... me la ofrecío de nuevo... para regresar a esa dimensión de libertad. Lo estoy pensando.

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