viernes, 12 de febrero de 2010

Elvis

Quizá yo sea una especie de Lilo, fan del rey, pocos saben que Elvis Presley (o más bien, sus canciones) tienen un puesto importante en mi corazón. Me gustan porque (para variar) me traen buenos recuerdos de la infancia.

Resulta que Oscar Silvio, ese hombre que es mi padre, me cantaba esta canción para dormirme, me cantaba muchas, creo que una diferente cada noche, pero no sé por qué ésta se quedó en mis grabaciones particulares de antaño, pero como suele pasar en nuestra adultez, siempre perdemos estos recuerdos entre trabajo y otras ocupaciones

Anoche estaba conversando con él, vía chat... mis hermanas están introduciendo a mis viejos al mundo de la tecnología... cuando les preguntó si había una forma de enviarme una canción y ellas le enseñaron a enviarme esta canción, que de nuevo, me acompañó hacia los sueños.

Elvis no es importante porque haya sido el rey, o el suegro de Michael Jackson, porque se haya muerto en el año que nací o porque Graceland sea un lugar turístico, menos porque piensen que se lo llevaron los extraterrestres o que viva de manera anónima. Eso no es lo importante. Lo importante, lo verdaderamente importante es que le dio una buena excusa a un cincuentón de ser cursi y  a una treitona le dio la excusa de soltar sus defensas y sentirse de nuevo una pequeña niña escuchando a su papá, su héroe, su amigo como la arruya.

Buenas noches papá.

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