lunes, 8 de febrero de 2010

No diga nada...

y solo béseme.

Allá por 1991, iba yo a séptimo grado, y algo acababa de suceder en mi vida que había cambiado todo mi panorama, me había enamorado profunda y rotundamente, era mi primer enamoramiento y como suele suceder, fue enamoramiento cacal.

Sonaba esta canción en la radio y yo... ah... como deseaba que me besara ese muchacho... me preguntaba qué se sentía un beso que no fuera familiar, sino uno así... como apasionado, como jugando, como escondido, como aprendiendo... muchas preguntas me surgían... como por ejemplo ¿qué sucedería luego del beso deseado? y otras tantas preguntas lógicas para esa edad. Me daba curiosidad.

Los besos con ese muchacho nunca sucedieron, como suele suceder el primer amor casi siempre no es correspondido, muchas razones pudieron influir: timidez de ambos, poca concentración de mis poderes mentales, desinteres, aflixión por otras cosas que me estaban sucediendo... no sé, a lo mejor fue lo mejor que pudo suceder en ese entonces, porque hemos sido muy amigos con el muchacho aquel desde entonces.

Luego vinieron nuevas oportunidades de besos, unas las aproveché, otras no me llamaron la atención... descubrí toda una gama, forma y tamaños de besos. No lo niego, siendo la persona arisca que soy... me gustan los besos y sigue gustándome el ritmo de esta canción.

"Mire... no diga nada y solo béseme", no importándo el momento ni el lugar, esa frase siempre es buena.

Sebastian que desde chiquitillo se ha negado a andar "besando viejas", ahora ha descubierto que los besos le gustan también. "Shhh... dame un beshito" es su versión de la frase... y lo comprendo. Descubrir esa sensación de afecto es bien chivo.



Péguele clic... y busque a quien estamparle un beso.

No hay comentarios: