sábado, 13 de febrero de 2010

Sobre el amor y otros menjurjes

Vivir con una adolescente enamorada es un riesgo para mí estos días. Gabriela siempre ha creído en el amor, es una optimista, a lo mejor sus 18 años son tan inocentes aún... que no se ha percatado que el amor, como virtud del inicio de la humanidad, no existe en su forma pura.

La mayoría de gente no amamos, amamos a medias, amamos a quienes sabemos que no nos harán daño o simplemente nos da miedo admitir que amamos, por aquello de las cochinas dudas. Yo no es que no crea en el amor, siento amor por unos cuantos seres humanos, pero desconfío mucho, a lo mejor sea la experiencia. No sé.

Lo que me perturba  en sí es el comercio afectivo, no solo reducido a la costumbre arcaica de intercambiar regalos, sino que además, se espera otro tipo de "compensaciones" gracias al regalo dado.

La gente ha olvidado el concepto de la gratuidad, si queres a alguien es por gratuidad, no porque te dé algo o porque te mantiene (afectiva, social, emocional o económicamente) sino por el simple hecho de existir y haber coincidido y compaginado con la pareja.

El amor si existe, quizá no en su escencia pura, gracias a la tendencia humana de degradar todo lo que nos viene bien, pero bueno, por ahí habrá más de algún ser humano que crea que el amor no implica beneficio o implicación económica, que es más bien... algo que pasa y que cuando pasa se radica en otro lugar que no sea sus bolsillos o carteras.

No hay comentarios: