El mío, propio de mi propiedad, que lo tengo bien guardadito debajo del colchón de mi cama...
El del trabajo, el asignado, el formal y el que es prioridad sacar de aquí a agosto...
El de mi tallerista, bella mujer que me tiene escribiendo tareas que en realidad no he podido escribir (por falta de tiempo, de inspiración, de internet y de otras cosas menos concretas)....
El del libro que me trae del pelo, ese libro cuando venga a salir a la venta del apreciable público lector va a ser la culminación de casi tres años de pleitos, llantos, derramamiento de ideas desordenadas, tragedia y malignidad...
El que de repente aparece sin darse anuncio previo y que me deja investigando hasta altas horas de la madrugada, leyendo cielos y futuros extraviados y pasados intempestivos...
El que se dan el lujo de cancelarme porque al final ¿qué importan mis deseos si están sobre éstos los deseos de otro? Tumblinblin, puede usted agarrar su proyecto de juntar energías y hacer con él lo que le venga mejor... yo ya me cansé de estar esperando y si... esta es la confirmación absoluta: no tengo paciencia y no me gustan los dramas que me arma de repente...
Luego ese proyecto que Lelouthan casi me ha impuesto sin darme cuenta... simplemente una noche sin preguntarme ¿tenés tiempo? o un considerado ¿te parece bien esto? me soltó la idea... de repente me vi inserta en ese otro proyecto que no imaginé nunca... y es que precisamente esto me pasa por andar involucrándome con la gente.. termino pensando a media tarde de domingo, mientras regreso de Arce, que NECESITO LAS CONEXIONES ADECUADAS, para que Lelouthan y yo encontremos paz, al menos momentáneamente.
"Voy a pedir que te pasen a mi departamento" dijo quedito a media reunión del viernes. Él que es su propio departamento... solo él y sus aspiraciones solidarias, su incansable violencia verbal que tanto miedo, pavor y risa me provocan, él y su ímpetu de acción concreta... ¿Qué vamos a hacer si esto no nos sale? ¿A quién vamos a acudir si no nos dan respuesta positiva?... Y me pone a pensar duro y tupido mientras vengo en la ruta 276, me exige creatividad y movilidad, por su culpa me despierto a plenas 4 a.m. pensando en Laura, en Iris, en Omar y tantos y tantas más... en Lelouthan quien, como yo, segurito ya tenía otros proyectos pero que todavía tiene tiempo y ánimo de pensar en los demás.
Y resulta que mi miedo de conjugar mi proyecto personal con los proyectos de otras personas se empieza a disipar y me vuelvo (otra vez) un ser socialmente responsable (como esas Empresas Privadas con RRS).
Mi miedo se va
mi miedo se va
mi miedo se va
mi miedo se
mi miedo
mi mie
mi mi
mi
m...
mierda!
Ya no tengo miedo.
Y aquel proyecto inicial, el personal, el que nadie conoce, que lo tengo guardadito bajo el colchón de mi cama se transforma de manera inverosímil.
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