Durante años he protestado, me he indignado, he desporticado y le he sacado el dedo a cualquier pendejo que se haya querido sobre pasar conmigo, eso incluye: políticos, militares, jesuitas, curas de otras especies, dogmáticos y un primo que me chingó la infancia.
Caminé kilómetros cuando un pelón alcalde quería abrir un parque donde abundaran pericos... el alcalde ya no está, ahora es diputado, tampoco están los perico por lo que marché, para salvarlos, para redimirlos de las atrocidades ecológicas, ahora paso frente a un parque con el nombre cambiado... y esa fue solo una de las primeras indignaciones que he soportado... la última de éstas fue cuando "el 743".
A lo mejor la maitrez se apoderó esta noche de mi, leí la indignación ajena, el debatir, los tuits al aire, las opiniones encontradas (no porque se contradijeran, sino porque sus autores peleaban sobre su originalidad y validez) u_u ni para luchar servimos a estas alturas.
Creo que tengo anestesiado el corazón, la cabeza y el fulgor de mi mal humor, esta noche... resulta que soy humana y me canso... de caminar, de andar haciendo mandados, de buscarle un mejor rostro a mi futuro, de encontrar amigos que no quiero que lo sean, de hablar de manera distinta para que los distintos me entiendan. Me canso de ser yo, de ser "así" y no "asá".
Que los diputados con sus artimañas nos chingan en una sola noche... que si son los peores de la historia, que si cacerolas, que si zapatos, que si tomates, que si insultos... Está bien todo, está bien señores y señoras, que aviente el primer zarpazo la bestia elegida para la destrucción, y si no... el que tenga mejor puntería.
Esta noche me guardo la indignación, los documentos interminables que leí sobre Marx, Hegel y Ellacuría, archivo con cuidado todos los documentos de la teología de la liberación (que me servirían para justificar muchas cosas), el manifiesto comunista, mis clases de sociología. Todo me lo guardo, en el cajón de la derecha, para que no me cueste trabajo encontrarlos mañana, cuando despierte y me de cuenta que nada ha cambiado porque esta noche me dediqué a escuchar esta canción:
En serio, discúlpenme, el resto de indignados, por no acompañarlos ahora... es que no puedo, es que me cuesta convivir con este corazón en mi pecho... el muy desconsiderado me dijo, este atardecer, que es necesario darnos un respiro. Mañana... mañana puedo volver a indignarme con ustedes, de momento... mi corazón y yo decidimos ir a dormir. Buenas noches.
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