miércoles, 22 de agosto de 2012

Cansancio

No solo laboral, no solo corporal, no solo gripal... no solo de mí, no solo de ella, no solo del conjunto... cansancio del calor, del dolor, del susto, de la rabia.

Y me vuelvo mala, llorosa, iracunda, sarcástica... cáustica. Soy mala hija, mala hermana... mala mujer.

Y la cólera me desborda al darme cuenta que siempre regreso sin necesidad, entonces me doy cuenta... paso por eso porque quiero, no tengo por qué... pero igual aquí estoy. 

Estoy cansada de las pesadillas, de la sed, del miedo, de no tener un abrazo en la noche cuando despierto agitada, de sentir que no estoy sola solo por momentos. 

Cansada de ser ingrata, de sentirme partida en dos, de no pertenecer a ningún lugar, de ser la excusa de los errores ajenos, del hostigue rumor del ayer. 

Cierro los ojos no porque quiera dormir, sino para no seguir viendo lo que me rodea, para no ver más allá de la oscuridad que me acompaña, del descontento que me acompaña desde hace años, del medio silencio que me ataca y que no se decide a completarse de una vez por toda y dejarme sorda para siempre. 

Pero los abro y me doy cuenta que sigo cansada y que no dejaré de sentirme cansada al menos en las siguientes dos semanas.

Y dos semanas nunca habían sido tan largas. 

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