sábado, 4 de agosto de 2012

A veces me llamo Judith...





No puedo dejarte de ver 
arañando el silencio con tus ojos 
tratando de decir algo que las palabras 
nunca hubieran dicho mejor. 
Aquella mirada 
era el resumen de la noche posado en tus ojos 
con su lluvia, su viento y tu miedo al mar 
y aquel sueño que te conté. 

No puedo dejarte de ver 
describiendo una estrella descubierta por mí 
en tu erótica constelación 
que no cabe en los mapas del cielo. 
Tu mano dibujando en el aire 
era capaz de ponerle colores 
al espacio vacío que se llenaba 
con la luz de la estrella brillante. 

Cuida bien tus estrellas, mujer 
cuida bien tus estrellas, 
cuida bien tus estrellas, mujer 
cuida bien tus estrellas. 
Cuida bien tus estrellas, mujer. 

No puedo dejar de decir 
que hay idiomas perfectos por descubrir 
y que son olvidados frecuentemente 
en el tedio del tiempo 
y hay que buscarlos, 
porque los barcos y las piedras 
tienen abecedarios mejores 
para demostrar que son bellos sencillamente 
sin palabras o esquemas. 

No puedo dejar de decir 
que esta triste canción a tu lado oscurece 
que quizás este sea el último misterio 
que mirarán tus ojos nacer de mis manos, 
pues es tarde quizás para mí 
y Caín me ha marcado sobre la frente 
pero quiero alertarte de un gran peligro 
y quisiera encenderte esta frase en la mente. 

Cuida bien tus estrellas, mujer 
Cuida bien tus estrellas 
Cuida bien tus estrellas, mujer 
y que nunca las pierdas.

No hay comentarios: