lunes, 11 de febrero de 2013

Se me fue la juventud!

Durante muchos años ejercí la vagancia con propiedad, agarraba mi mochila y con o sin alero me iba. Recuerdo que un tiempo me agarró de llegar a cualquiera de las terminales y agarraba el primer bus que me pasara en frente... así conocí varios municipios. 

A veces pecaba de imprudente y no me cuidaba lo suficiente, pero una de las características iniciales de la adultez es que empezas a ser más cauto. Empecé a ser más cauta y ya no me iba sola y dejé de hacer esas mis expediciones de un día a pueblos desconocidos. 

Miguel dice que soy una aburrida y yo sin reparos le digo que si, por ejemplo, nunca, en mis años de juergas me fui con mis amigos, a media noche, para el mar. Para mí una ida al mar se arma en la tarde si el asunto es pasar la noche en la playa, pero no tan noche. Le tengo miedo a esa carretera. 

El viernes pasado hice lo que nunca me permití en mis dorados años veintes, a la 1 a.m. nos fuimos al mar con amigos de Miguel... el "vacil" (como diría mi hermana) solo consistió en perdernos, echar gasolina, que se jodiera el carro y dormir incómodos... ¬¬ gran vacil. Hubo un momento en el que me estaba encachimbando, a eso de las 3 a.m., me encachimbé conmigo misma, pensando en que la imprudencia nos había ganado, pero de repente, pensé... "nada malo está pasando, nada que no tenga solución remediable y decente" me calmé y agarré una almohada para dormir las dos horas que dormí. 

Todo esto lo pensé mientras estaba oscuro. Pero ¡oh maravilla! amaneció, y el amanecer trajo buenas cosas n_n

Tenía dos días de estar pensando en el mar y de repente, sin planificarlo ni nada, lo tenía frente a mí, cada cinco años me da por querer estar en el mar, me maravilla la inmensidad, me hace caer en la cuenta de mi pequeñez humana, de mis limitaciones como persona, me regresa de golpe, ese olor salado, a la realidad de cómo estoy caminando por la vida y si estoy siendo coherente entre lo que pienso y cómo actúo, es un buen momento. Fue un buen momento estar ahí, parada en la arena, el amanecer del sábado. 

Se me fue la juventud... no porque esté cansada de largas jornadas de trabajo, no porque esté pensando en vivir sola de nuevo, no porque aventuras de esta clase no me llamen la atención, no porque siga siendo reflexiva... se me fue la juventud, no a razón de 35 octubres. No sé por qué, pero siento que ha habido algo en este último mes que me ha atestado un golpe de tiempo y eso es bueno, es bueno porque una no puede ir por la vida pensando que no envejece. No soy joven, no estoy vieja, estoy en medio digamos. 

Este intervalo de medianez de edad será genial. Lo sé. Con nuevas aventuras, con la gente que ahora está y que puede ser que se vaya también, pero segura que algo dejarán antes de desaparecer, con viajes que me hacen falta realizar. 

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