Abrís los ojos y te das cuenta que te quedaste dormida luego de apretar el botón para callar el despertador, hace tiempos que no te pasaba eso.
El sol está alto ya, la inmensa cantidad de ventanas en tu cuarto (y la ausencia de cortinas) no ayudan, te abofetean feo cuando decides girar sobre tu propio cuerpo y quedas así... expuesta a la vida.
Entiendo tu necesidad de estar en cama, a veces los días no son lo que una quisiera, llamadas, mails, mensajes que te dicen cosas que no queres escuchar/saber/oír, solo queres dormir. Pero hasta dormir no te está ayudando, porque soñas.
Tu mundo onírico te lleva a una inmensa playa de arena blanca, con el cielo empedrado y el agua agitada y reconoces que aquella infinita manta azulada y agitada de aterra y te encanta a la vez y te odias al ver que "amigos" del pasado están enmedio de la triste tempestad y piden auxilio (piden tu auxilio) y vos decidis que no vale la pena entrar a ese naufragio sin barco.
Abrís los ojos y lo primero que pensas es "soy una arpía", porque la vida te juega una mala jugada y tu ego te hace pensar que sos mala persona por no ayudar a alguien que jamás te ayudó. Seriamente tenes un problema.
Abrís los ojos y te sabes sola, a pesar de que la luz te ciega, te lo dice el frío que se te cuela bajo la piel. Pensas... "necesito un café" solo porque una vez, hace meses, pensaste que sus besos son como el café... te reaniman inmediatamente y se te hacen vicio. Pero sabes que no es cierto, sus besos no son café y no está ahí junto a ti para besarte, necesitas un café... fuerte.
Recordas que abajo, junto a la cocina, anoche dejaste un pastelito de guayaba que le haría genial compañía a tu café. Inmediatamente recordas que a tu papá le fascinan las guayabas, que no importa dónde esté si ve un palito de esa fruta se detiene y empieza a ver si tiene frutos. No te engañés, no importan las discrepancias, ni si te entienden o si los entendes, algo de falta te hacen. Eso no quita la tristeza que te dio hablar con tu viejo hace un par de días. Por supuesto, vos que te la queres llevar de buenecita dijiste... "no importa, no me voy a molestar por esto y tiene razón, él debe decidir y no tengo que opinar". ¡Cómo te engañas!
Bajas a la primera planta y primero comprobas que haya agua en el chorro, por suerte ya no la cortaron; pones agua a hervir para tu café; rápidamente haces un inventario, necesitas ir al supermercado, se te está acabando el café y el azúcar. Haces un recuento de otras necesidades, sabes que debes invertir, pero no podes, debes ser previsora, debes tener cuidado, debes... debes un montón de cosas. No importa.
Pensas que deberías comer algo, tu almuerzo de ayer no fue el mejor y no cenaste, vas a la despensa y ves lustrosos y hermosos el cartón de huevos que compraste, se te antoja comer huevo picado con ketchup, que la vida bendiga al inventor del ketchup... "a lo mejor fue un accidente su invento" pensas, nada serio podría estar relacionado con esa salsa de tomate dulce.
No te engañés, tenes ganas de comer sushi... desde hace días, solo que no lo habías admitido. Mágicamente te acordas que anoche te llamó Leluoathan, tenía muchos días de no hacerlo, no entendés por qué le tenes estima, en otras épocas has mandado a la mierda a otras personas por menores razones que las que él te ha dado, en fin... no importa, ahí está el muchacho, perdido como siempre.
El desayuno tiene esa magia que nunca te has logrado explicar, quizá si desayunaras más seguido no sintieras que te va tan mal en el día, las llamadas, los correos, los mensajes no te afectarían tanto. No solo café y un pastelito de guayaba...
Te conectas, le decís "buenos días a Miguel" y luego un para de líneas y luego el silencio, por supuesto... él está trabajando, no como vos, que estás en pijama a las 9 a.m. buscando una razón para seguir despierta... luego te acordás de tus sueños y se te van las ganas de regresar a la cama.
No te recomiendo que abrás el periódico en línea, siempre sus noticias te dan alguna pulsación de indignación y eso no es bueno, ayer alguien te dijo... demasiado radical sos...
Debería haber una forma de dormir sin soñar... serías más feliz. Anoche que te despediste de Lelouthan le dijiste que irías a dormir y él te contestó que no le mintieras... que eso es casi imposible, que dormis dos o tres horas y luego estás ahí, habitando la nada en la madrugada. A las 3:30 a.m. recordaste sus palabras y lo odiaste.
Debería haber una forma de ampliar el desayuno, al fin y al cabo, ese café, el pastelito de guayaba y el huevo con ketchup han sido lo mejorcito en estas últimas 24 horas.
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