jueves, 4 de julio de 2013

Marlon

El 4 de julio gringo no tiene ninguna resonancia para mí, este día es el día de Marlon. 

Conocí a Marlon cuando ambos éramos un par de inocentes: él era jesuita y yo era maestra en un colegio jesuita. Éramos jóvenes, yo rondaba los 20 y él... era más viejo que yo. 

Tener un amigo como Marlon me ha hecho creer fervientemente que personas tan desprendidas no lo somos de verdad. Es decir, todo mundo espera que uno sea mimoso y estar siempre ahí... pegado a la gente, pero no, nosotros nos desaparecemos, aparecemos cuando nos da la gana y terminamos perdiéndonos eventos imprescindibles entre los amigos y la familia.

Recuerdo que estudiábamos último año de teología cuando él salió de la Compañía y a los pocos meses yo me fui del colegio, creo que la vida nos zarandeó al mismo tiempo aunque de manera distinta. Éramos vecinos cuando decidimos que la vida era mejor si se es independiente y eso nos propició la solidaridad y una forma muy particular de cariño... aquel que de repente te llama para preguntarte si lo queres acompañar a una visita nocturna a Nejapa, a un concierto o simplemente a comer tortas chucas en una calle perdida de la Cima. 

Hace poco más de tres años, un día me contactó solo para decirme que se iba a Estados Unidos, que se iba a estudiar una Maestría y un Doctorado, él no se imaginó cómo lo envidié. Desde entonces ha venido un par de veces y siempre hacemos tiempo para vernos y comer/tomar algo. Esta última vez, hace un par de meses, hicimos planes para escribir alguna investigación juntos cuando él termine su doctorado. 

Ahora vive brincando entre Honduras y la Florida... y en algún punto del globo terráqueo ahora cumple (si no me equivoco) 38 años. Sigue siendo distraído, olvidadizo y una especie de niño que teme a los compromisos afectivos, no porque no los sienta, sino porque no los siente como el resto del mundo... a veces pienso que hubiéramos sido magníficos gemelos en ese aspecto, porque exactamente así me siento yo. 

Felz cumpleaños amigo... acá te espero, para visitar de nuevo Antigua Guatemala, comprar cosas para nuestras casas, para chambrear y para hablar cosas serias... y para darle vuelta a una buena botella de ron. 

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