miércoles, 26 de noviembre de 2008

Reencuentro con realidades maquilladas

El título de este post nada tiene que ver con el maquillaje convencional, sino más bien de una persona.
Digamos que se llama María como un montón de mujeres latinas, como mi abuela, como mi tía... como yo. De mediana edad, delgada, chelita... pequeñita. Bajo nivel de escolarida, platicadora. No la he visto más de cuatro veces en la vida...
La conocí hace como seis meses, no es mi amiga, no es mi pariente... es alguien que se cruzó por mi camino una mañana. Llegó al comedor de mi madre y "cinquiando" compró medio desayuno para su hijito (tendrá como un año el niño). Me hizo varias preguntas: ¿Cuánto vale el vaso de leche?, ¿cuánto vale esta galleta?"... las preguntas de rigor del negocio.
Yo que soy algo antisocial... esta mujer logró captar mi atención y en menos de lo que esperaba, estabamos conversando de otras cosas: el clima, la atención en la unidad de salud, de su hijito y de sus otros hijos.... de repente, me hizo el siguiente comentario: "mi marido quiere quitarme el niño"... lo dijo con tanta tristeza, con tanta impotencia... "dice que estoy loca... ¿usted cree que estoy loca?" Me tomó por sorpresa, no pude más que negar con la cabeza, en un gesto dudativo... porque... y si es cierto que la mujer tuviera una enfermedad mental? Pero inmediatamente pensé que si alguien quiere quitarle los hijos a una mujer bajo esa premisa... tiene que comprobarlo primero... y hay instancias para eso.
Resumen: le dije a "María" que se avocara a una institución para que le dieran asesoria jurídica y para darle seguimiento psicológico. Hasta le dí el nombre de dichas instituciones.
Al mes, llegó de nuevo... me contó super contenta que había ido al lugar recomendado, que le habían dado asesoría... y había pasado por un proceso de seguimiento psicológico... el resultado: la mujer no está loca y el padre del niño estaba dandole maltrato psicológico y económico... le recomendaron "toparlo en la procu" porque no le daba un cinco para la manutención del tierno y de paso llegaba a su casa a hostigarla diciéndole que estaba loca, que por eso la habia dejado y que su "nueva mujer" era mas bonita y joven, que ella era simplemente una vieja buena para nada... Ante lo que me contaba me quedó mas claro que el loco era el hombre... me alegré mucho por su decisión de buscar ayuda, la felicité y hasta celebramos con un cafecito y pan.
Al tiempo la vi de nuevo... pero en esta ocasión la ví desmejorada, la vi cansada... me contó que seguía en el proceso de divorcio y que el hombre seguía hostigándola... y me dijo: "pero no importa, con tal que no me quite al niño... voy a aguartar todo lo que pueda"
Su imagen, su historia se me habia olvidado, es decir, lo engavetaba despues de verla...
Hace dos días, caminaba cerca de Catedral cuando la vi. En primera instancia no la reconocí, es más, la reconocí por el bebé (del cual no la he visto despegada nunca): tenía el rostro hinchado, un ojo moreteado, unas puntadas en la frente y otros moretes en la quijada y en el cuello. No puedo describir el impacto que me dio verla.
Al verme, se detuvo... me detuve... "hola niña" me dijo. ¿Qué cara de idiota habré tenido? solo me tomo del brazo y me dijo: "quiero darle las gracias"... Gracias????????? ¿¿¿¿¿por que???????
si yo no he hecho nada, nada más que darle un par de consejos... consejos que creo que no le ayudaron mucho, despues de todo...en paralelo me acordé de las palabras de mi tia Chave: "entre maridos y hermanos uno no se mete"... En la socialización latinoamericana nos recalcan que no hay que opinar sobre la violencia intrafamiliar, porque es tan privada... y me sentí terriblemente mal! me sentí como si hubiera sido mi culpa que golpearan a la mujer... sentí sus golpes, me sentí miserable...
Ni le dije nada, solo me veía a los ojos y en eso vi al niño, tenia unos rasguños en la cara, entonces me lo contó: hace unas noches, el hombre entró por el patio a su casa, agarró al niño y amenazó con matarlo, porque prefería eso a que la mujer se quedara con el niño, ella quizo quitarselo, empezó a gritar por ayuda... él la empezó a golpear, la dejó tirada y se llevaba al niño. Se levantó y lo siguió por la calle... gritando, gritando... hasta que (por casualidad) pasaba por ahi una patrulla de la PNC... se lo llevaron... bueno, se los llevaron: al hombre, a la mujer y al bebé.
Ahora está preso, ella contactó a la institución que la asesora... y seguirá la historia...
Cuando terminó de contarme me dijo: "imaginese que no me hubiera dicho de los abogados!, gracias por aconsejarme de buscar ayuda, ese hombre me quería matar y a mi ni me importa eso... pero que le haga daño a mi hijito... ahi si mire... todo golpeadito me lo dejó"
Yo estaba tan impactada, le pregunté cuando llegaría al comedor... quedamos de desayunar un día... sé que a lo mejor ya no llegará...
Seguí mi camino luego de despedirme, le pedi que se cuidara... "Dios está conmigo" dijo. Le creo.
Me subí al bus... y lloré.
¿Cuántas Marías existen? ¿cuántos golpes (físicos, psicológicos, emocionales) han sufrido? ¿cuántos hijos han sido arrebatados?
No María, yo no hice nada... yo maquillo la violencia de géneros con ideales efímeros... pero usted, usted los lucha en carne viva... agradezcaselo a usted misma, a su valentia y al amor a su hijo. Usted... usted es ejemplo para nosotras.

1 comentario:

ALX AND1N0 dijo...

Tu historia es tan desgarradora que no me baja de la garganta.
Para quienes vivimos vidas mas o menos normales (y nos ahogamos en vasos de agua), es difícil digerir que estos dramas ocurren, y mas aun al saber que son casos mucho mas comunes y cercanos de lo que creemos o imaginamos.

Gracias por apuntar esa carga de realidad directo a la consciencia...