viernes, 22 de noviembre de 2013

La crónica necesaria

Joaquín ha sido de mis cantantes favoritos desde que era pequeña. Miguel tiene la teoría de que a la gente joven le gusta su música porque es habitual escucharla en los bares. Yo no era asidua a los bares, de hecho no tenía edad para ir a esos lugares cuando escuché por primera vez "Pacto entre caballeros", con esa canción descubrí que se podían contar historias con música y que Sabina es experto en eso.

"Crecimos, vaya si crecimos" y fui descubriendo su acidez, su ternura y las borracheras necesarias para vivir siquiera un poquito.

Hace unos meses se anunció su visita al país, yo no podía creerlo, aunque en el 2000 se presentó yo no había podido escucharlo nunca en vivo. Cuando estaba viviendo en Guate llegó... pero las estrellas no se conjuntaron adecuadamente y no pude viajar desde Xela a Ciudad de Guatemala, me tuve que conformar con ir a un bar y embriagarme al punto de olvido.

Cuando le dije a Miguel la noticia que me llegó vía Manuel, inmediatamente empezamos a hacer cuentas y a soñar en estar entre la multitud.

Luego vino la larga espera para que la empresa que vende los tickets dijera los precios oficiales, realmente nos dolió ver que cada vez los gustos son mas caros, concretamos que iríamos a la localidad general, la vida tiene otras prioridades y responsabilidades que atender y además... existen otros planes que debemos autogestionarnos. 

Nadie se enteró que pasé como tres días escuchando sus canciones, no solo las nuevas, sino también las viejas, porque escuchar a Sabina es que me vengan a carretadas llenas los recuerdos de mi adolescencia, de mis viajes a Guate, de la vez que Emilia y yo les dimos serenata a mis hijos en medio de la montaña en Santa María Chiquimula o de las noches de estudio de la universidad. 

Hace un par de semanas me notificaron que justo el 21 me tocaba cubrir un evento en un hotel de la Escalón, sufrí como no tienen idea... luego de la noticia le pregunté a Miguel a qué hora exacta era el concierto. Contestó: "a las 8:30... pero a las 5 hay que llegar a hacer fila" :/ 

Estaba resignándome a hacer malabares para TRATAR DE llegar a las 6:30, pero honestamente no creía que lo lograra. Algo se conjugó para que mi asistencia al dichoso evento se cancelara. Cuando llegué a casa para dejar un montón de libros que andaba y para encasquetarme unos jeans y los tenis Miguel ya estaba listo y con cara de niño que no aguanta porque llegue la navidad.

Esperamos cuatro horas y algo para que empezara a cantar Sabina. Durante ese tiempo Miguel se dedicó a contarme sobre el concierto del 2000 al que él si fue, de decirme que era bueno hacer cola y tantas otras frases... Ya cuando dieron las 9:30 recordé lo mucho que me gustaba, en mis años veintes, ir a conciertos. Creo que es la euforia compartida, la música y (al menos ahora) la compañía. Cantamos, bailamos y tomamos videos. Yo repasé mis mejores recuerdos, no sé los demás, supongo que todos tenemos historias que se cuelgan de las letras de las canciones. 

Por supuesto, no cantó Rosa de Lima, cosa de la que culpo a Miguel porque tenía la misión de pedírla, pero no lo hizo... querido, esto queda en registro... pero cantó tantas otras que la ausencia no fue tan fea. Para mí, todas fueron necesarias, pero esta... se quedó en mi cabeza desde entonces y creo que estará ahí un par de días más.





El concierto, en general, fue muy bueno... se dignaron a poner buen sonido y ahora ya tengo otros recuerdos para atesorar.

Se le agradece a Gerson Vichez por recordarme la última canción que cantó Joaquín (Pastillas para no soñar) porque resulta que maté un par de neuronas tratando de recordar y fue inútil.

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