jueves, 29 de enero de 2009

Crónica de un dolor no anunciado

Y pues si... uno es un ser humano limitado y con un finiquito. Yo casi llego ahí: es bien feo entrar en shock... las manos se me durmieron, no sentía las piernas, estaba deshidratada, totalmente intoxicada... no son necesarios los detalles, por pudor y consideración al débil de estómago.
El sufrimiento no es mi vocación, le rehuyo al dolor y aunque la muerte es un tema recurrente en mi mente en algunas ocasiones, morir envenenada no es un futuro que quiero tener en mente.
En medio del dolor, la fiebre y otras manifestaciones de mi cuerpo estragado... fuí a la entrevista de trabajo. Soporté una hora y media de entrevista... al final me lo dijeron: seré parte del equipo de una revista nacional. Me puse muy feliz. Es más, momentáneamente se me olvidó el dolor, pero al salir, al caminar hacia el carro de mi padre (quien estaba esperándome para irnos al hospital) sentí que ya no sentía algunas partes de mi cuerpo.
Soporté una hora más en un lugar donde no pudieron hacer nada por mí, ni siquiera pudieron tomar una vena para ponerme suero. Me refirieron al Hospital Rosales, ahí... luego de 12 horas de sufrimiento caí en manos de otros doctores, uno de ellos era un conocido del colegio, en aquellos años 90's cuando los gustos nos habían involucrado en una relación afectiva concreta. Que feo!
En la agonía, con la última fuerza que me quedaba... exigí cambio de doctor... que pena niña! más cuando me dijo: "no te preocupes 'bebé' con esta inyección te vas a sentir mejor"... en ese instante recordé porqué nunca prosperó el asunto entre nosotros, en esos años creí que eramos demasiado inmaduros, pero la noche del lunes lo supe: el siempre sería así...
Mi madre consiguió un carrito donde me acostaron... una enfermera me agarró el brazo derecho y solo me dijo: "va a sentir un pinchón", no me pregunten más, perdí el conocimiento.
El regreso al mundo cotidiano este día ha sido abrupto y un poco bruto, revisé como veinte correos recibidos, varias personas queriendo averiguar mi ubicación, ¿por qué no llegaste a la reunión del martes? , te recuerdo lo siguiente:, y otros mails. Llamadas al celular para fijar nuevas fechas, etc. Hasta me siento de alguna manera popular... jaja... quien lo iba a decir!
Para mientras: medicamentos a horas indicadas, nuevos hábitos que recordar, esparcir la buena noticia de un empleo estable. Así si es chivo resucitar... al tercer día.

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