Es simple. No tengo paciencia.
Sin embargo, en el intento interminable de parecer persona normal, he ido adquiriendo un poco y mucha tolerancia a la hora de aceptar que hay cosas que no puedo cambiar.
La enfermedad-recuperación de mis papás está siendo lenta y está implicando no solo cambios de horarios dentro de la rutina hogareña, sino también trámites que he detestado hacer.
Tres días... Tres días... TRES! he pasado del tingo al tango entre el ISSS y el Hospital Rosales para tratar de validar la incapacidad médica de mi mamá. El problema radica en que ella perdió el taco del seguro, que la atendieron en ese hospital y ahora hay que dar una serie de vueltas para que logremos tener el pinche taco del seguro.
A veces pienso que no tengo que quejarme por dos razones:
1. Porque es mi madre y es mi responsabilidad hacer estos trámites en su tiempo de recuperación.
2. Porque siempre he dicho que las oficinas de gobierno o autónomas no deben ceder ante el lloriqueo de nadie... >_< y ahí me tienen dando más vueltas que un trompo para recuperar el fu(%&n taco del seguro.
Sumado a todo esto, el hecho que el nuevo horario de hija dedicada, me ha destrozado el horario de escritora/lectora dedicada y la suspención de dos... no uno... DOS compromisos que tenía previstos para mi sano esparcimiento (cervezas incluidas)... u_u
Tantas horas zampada en hospitales (sin tener enfermos qué visitar), tantos post no escritos, tantos trastos lavados en la madrugada (esa es mi tarea asignada), tantos almuerzos pre-hechos (otra tarea asignada) y sin comerlos, tanta paciencia gastada con oficinistas del isss... pero como me dijeron ayer... "ni modo, así toca".
Por cierto, los esposos Rauda están mejor... :)
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