viernes, 1 de febrero de 2013

"Todo radica en la imagen"

Esa es frase de mi mamá, me la decía desde que a mis doce años, me ponía a caminar con un diccionario rojo en la cabeza... no para que se me pasara el conocimiento por osmosis, sino para corregirme la mala postura, inevitablemente terminaba con el diccionario en el regazo hojeándolo como que era paquín mientras comía alguna fruta.

Siempre tuve un serio problema con ese tema de la imagen, creo que fue un poco de rebeldía de no seguir los patrones que la sociedad y mi mamá querían imponerme, agrégenle una alta dosis de inseguridad personal propia de la adolescencia que nunca logré superar.

Pero ni modo, una no puede ir en la vida solo en camisetas, jeans, tenis y cola de macho. 

Todo fue evidente hace unas semanas, tenía que ir a una conferencia de prensa y resulta que me he ido quedando sin ropa formal y vivo, en ese aspecto, casi de prestado. Pero como las libras que he ganado no me dejan hacer muchos intercambios con mi prole familiar... pues acá estoy... sin ropa (no literalmente).

El asunto no acaba ahí... no es solo la ropa... es cómo me siento, anoche me vi al espejo y caí en la cuenta que algo está mal, no es solo el maquillaje (que no me pongo) o que si no me he cortado el cabello, o que si me veo bien de blanco o negro... es algo más. Es desidia y es hora de dejar culpar al exceso de trabajo, a los argumentos de muchacha desubicada entre revolucionaria- pseudo feminista o a inseguridades estúpidas. Ya no estoy para eso. 

Creo que todo esto vino a mi mente, no solo por el reflejo que recibí del espejo anoche, sino porque... además, se acerca un cambio sustancial y hay que estar preparada para ello, aunque eso implique que me encuentre en tacones.

Para mientras... mañana toca la primera etapa de remodelación.  

2 comentarios:

iba pasando dijo...

Siempre me ha valido un pepino la imagen, siempre detesté los encasillamientos; aunque no puedo mentir que he prejuiciado a una persona en la calle al venir vestido con ropa floja (estilo pandilla) y alguien con saco y corbata como peligroso y confiable respectivamente.

Es que la gente se viste a través de estereotipos y LOS CUMPLE!

Hoy asistí a un desayuno formal PUAJ en un famoso restaurante de un centro comercial y lo más formal que pude hacer es ponerme una camisa "tipo polo".

Nunca podré usar corbata, rotundamente no no no no y no, ya pasé la etapa en la que me podían obligar a usarlas.

Solo tengo 3 normas para la ropa, en ese orden:

1. que sea cómoda.
2. que esté limpia.
3. que sea de tu talla. (ni chorizos mal amarrados ni que se te caiga y enseñés los calzones)

KR dijo...

Siempre me ha parecido curioso que digas que te vale un pepino la imagen, por supuesto, sos permisivo contigo mismo, pero bien que le pasas el riguroso parámetro de la imagen a las mujeres.

No digas que no.

Eso es ser autoindulgente...