De La siguiente accidentalidad... |
Que seas ancla para mi alma
que le devuelvas a mi piel el deseo
que apartes de mi vista al traidor.
Sabes que te entrego a cambio
lo que saben mis dedos,
las visiones de mis ojos cerrados
las alucinaciones que me acompañan cada madrugada.
Soy Perséfone,
y tú la luz de mi imperio
nada se escapa a mi influjo nocturno
que regresen los aislados
que me amen los que aman la noche.
que mueran con mucho dolor todo aquel
que intente hacerme daño.
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