Esta mañana daba los primeros sorbos a mi café, mientras escribía un correo de pura interacción amistosa cuando sonó el teléfono, nunca... nunca... contesto números desconocidos, pero algún tipo de instinto me hizo responder.
Me avisaron que el microbús en el que viajaba mi mamá había tenido un accidente, correr al hospital y encontrarla golpeada, lastimada y buscando consuelo no hizo menos que quebrantarme por un instante el ánimo. Por supuesto, ella misma me ha enseñado que en casos de emergencia una tiene que ser entusiasta y propositiva en las formas de solución de las eventualidades, sin mostrar que una está sufriendo de angustia, miedo o debilidad.
Resumen: Mayo sigue siendo un cabrón... ahí están el par de esposos, enfermos/accidentados luego de un día de carreras, sustos y muchas radiografías. Al final yo sigo aquí, con la misma sensación que tenía cuando, días antes, al papá de Lelouthan le dio un derrame cerebral y por alguna extraña razón yo "sabía" cómo terminaría todo.
Hace un par de días me lo decía Miguel... "al final sucede eso... sucede que nos morimos" y sí, la muerte ha sido un tema natural para mí, hasta ahora, hoy que vi a mi viejo tirado en una cama sin poder caminar y con un morete que ya no es morete sino una enorme y horrible mancha negra en la piel y a mi mamí morada de todos lados, enyesada, quejándose de dolor.
¿Dónde termina el dolor? ¿Cómo les alivio su queja? y mi sensación de impotencia y hacer contactos porque hay que llevar a consulta a mi papá mañana y nadie de la maravillosa familia (entiéndase primos, tíos y conexos) puede/quiere ayudarme y toda mi rabia en la noche y toda la soledad sentida al encontrarme en el silencio tan feo que nunca había experimentado nunca con ninguna otra tragedia.
De repente, la solidaridad, la llamada oportuna, el "no te preocupes, a qué hora querés que llegue mañana?", el "no importa lo que vos creas o no, yo voy a rezar por tus papás", el "colocate tu mejor sonrisa en estos momentos, todo pasará", el "mañana será otro día"... son cosas que se agradecen, porque al final una no es tan fuerte, autónoma y autosuficiente como se cree, porque al final si hay gente a mi alrededor, porque al final, mis hermanas también están a mi lado para vivir estos futuros días que no sabemos qué traerán, en especial para mi papá.
Tenía mucho tiempo de no sentir tanto cansancio, temprano se lo dije a Iba Pasando, no he tenido ni tiempo de conmoverme como debe ser... supongo que tener más de 44 horas sin dormir me hace lenta al llanto o tal vez me ha tocado andar de la seca a la meca que nada... los ojos secos...
Hasta este momento, en el que las primeras gotas de lluvia caen sobre el techo del hogar y cae el último mensaje de la noche... "Buenas noches bichita"... y me da luz verde para abrazarme a mi almohada y llorar las dos lágrimas destinadas a esta etapa.
2 comentarios:
Pues que puedo decirte, solamente que desde acá te mandom toda mi solidaridad y mi apoyo.
De las lágrimas que te puedo decir, yo soy igual, no puedo encontrar las lágrimas en el momento y solamente la soledad de la almohada conforta.
¡Ya verás que en el transcurso de los días todo se pone mejor!
Muchas gracias por tus palabras y tu solidaridad, las aprecio mucho.
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