o... de cómo no debo cantar victoria demasiado rápido.
Mi papá está en el hospital. Sabemos sus males y pesares, los síntomas y su padecimiento eterno: diabetes. Los exámenes no nos dicen nada, los hijos de puta están mudos y la doctora, a la cual le tenemos "fe" se nos queda viendo estupefacta y nos dice... "solo sé que tiene una GRAN infección, pero no sé dónde", como si eso nos diera alivio.
Mi papá está en el hospital. Saben "dios y el diablo" que detesto ir a los hospitales, solo voy por dos razones: o la gente que amo está ahí o mis padecimientos me arrastran hasta allá. Pasé más de dieciocho horas de la seca a la meca con mi viejo en una silla de ruedas: exámenes de sangre, de orina, tomografía, rayos X, ultrasonografía, reacción neurológica... todo. Si no le tomaron radiografía del alma es porque no han podido inventar ese aparato.
Mientras tanto, mi madre, mi tío, mi tía, mi primo, mi tía en Boston, mi otro primo, mis hermanas, mi sobrino, mi amiga, mi otra amiga y mi jefa... todos preguntaban... ¿y cómo decirles que "a saber" qué tiene? que solo la fiebre se calmó un lapso de cuatro horas, que llevaba dos bolsas de suero consumidas, que sus ojitos siguen rojos, que solo esperamos.
A las nueve de la noche aterrizamos con mi madre a la casa, luego de una jornada agotadora, nos dolían los pies, no habíamos comido como la gente decente y creo que mi mamá venía dormida en el micro en el que nos trasladamos al Serengueti. Estas son las situaciones que me ponen a pensar en todo lo que implica la vida familiar. En que sé perfectamente que mis viejos no serán eternos, que un día se van a morir y que, probablemente, antes pasaran por un tiempo de enfermedad y sufrimiento. Soy egoísta porque no quiero que llegue ese momento, por las razones que ustedes quieran: no quiero verlos sufrir, no quiero sufrir con ellos, no quiero estar dando noticias a medio mundo (solo a dos o tres personas), porque mis pensamientos no son los mejores en situaciones como estas... lo que sea...
Mi papá está en el hospital. Lo dejamos acostado en la cama 3 de un cuarto lleno de hombres de mala pinta, con frío, con suero incrustado en el brazo derecho, solo.
Por favor, por favor... díganle a mayo que ya deje de joder... por favor.
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