jueves, 2 de abril de 2009

Alivio

Luego de varios días sin dormir, al fin encotré el momento adecuado para quedarme dormida... accidentalmente.

Que conste que mi intensión no era dormirme... pero (gracias a Dios) logré desconectar mi cerebro.

No fueron pastillas, ni meditaciones, ni sortilegios oportunos, no... tampoco fue la reconciliación de mi vida con la oración, ni tampoco una plática cibernética, tampoco fue una lectura pesada, ni el atosigamiento de pensamientos... nada, nada de eso logró que durmiera...

Si hubiera sabido que esta es la solución, hace ratos la hubiera buscado.

Perdón papá... no fue mi intensión quedarme dormida en el sillón mientras te hacía barra viendo el partido de la selecta contra Costa Rica.

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