martes, 14 de abril de 2009

Una vez fui trovera

A veces mi gusto musical es bien "vario-pinto", pero en ocasiones me dejo estremecer por canciones tranquilas.


Tuve un amor, tenía labios dulces y unos hermosos ojos. Era bello... y aunque yo ya escuchaba a Silvio como medida de auto-gestión-de-conciencia-social... este amor del que les hablo me hizo reencontrarme con él. Me regaló un cd con toda la discografía de Rodríguez.


El amor se me fue, no me acuerdo si se quedó de pie y yo avancé o fui yo quien decidió caminar otro rumbo. Ahora ya no está aquí, pero... anoche, en medio de mi insomnio, rebuscando algo interesante en una de mis ambulatorias cajas encontré el dichoso cd.


Recordé... hace mas de un año Silvio vino... fui a escucharlo, canté junto a él y a mi madre... y aunque vi a muchos ahí... en mi corazón salió a bailar aquel amor y yo me mecí despacito al compas de su espíritu. Como deseé besar de nuevo sus labios.


Pero eso no es lo que pasó anoche. Anoche encontré esta canción, que sin más preabulo se instaló en mi inconciente. Quizá sea que ahora que camino bajo el amparo de otros rumbos estoy preparandome para encontrar esa melodía que me mezca en otra tonada. No extraño a los amores antiguos. Extraño al amor a secas.


Suspiro en este anochecer... y digo...



"De qué me sirve a mi,
-le respondió un sollozo-
la virtud si no tengo un canto hermoso...
Sospecho que hoy empiezo a ser canción
y tengo la impresión de que seré tu sol
si logro ser tu canto
sospecho que hoy empiezo a ser canción
si seco un llanto"
_____
Besos a tí, que andas por ahí...

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