la indefensión de algunos pueblos de África ante algunas enfermedades es absoluta.
Hace poco pensaba en mis métodos de defensa. Justo el viernes un amigo me dijo algo que me dejó pensando aún más, dijo algo así como... "·Este país tercermundista es una mierda con las mujeres". Me recorrió un temor ese día al leer eso. Es cierto.
Luego, una noche de estas, el presidente salió en cadena nacional hablando... y yo que odio ver cadena nacional... me quedé frente a la pantalla del televisor oyendo lo que decía. En su mensaje habló sobre lo mal que nos va a las mujeres en la sociedad: secuestro, violaciones, violencia en los hogares (desde la psicológica hasta la física), feminicidios.
Tanto habló el hombre, que inevitablemente pensé en el diputado que está en Miami, tratándose su salud luego de cachimbear a su esposa, pensé en las mujeres que veía en Ciudad Arce, el año pasado que trabajaba ahí, y que cada cierto tiempo exhibían diversos y aterradores moretes, pequeñas laceraciones y mucha tristeza.
Por lo general, el mundo masculino nos mira así: débiles e indefensas. Físicamente vulnerables, psicológicamente quebrantables. Yo no puedo más que aceptar solamente algunas condiciones meramente biológicas que nos hacen, a las mujeres, reconocernos indefensas.
Miren, es tan fácil sentirnos indefensas, sentir que todo nos puede herir, que de diversas formas la vida se nos puede acabar, sin necesidad de mandarnos a otro lado del plano existencial. Es tan fácil... pero sépanlo, también nos podemos defender. Sí son necesarias las leyes, la solidaridad de los hombres que deciden vivir alejados de esa forma de tratar a las mujeres que los rodean, de las instituciones y bla, bla, bla... pero nadie hace nada real y concreto sobre esto, así tenemos Primeras Damas que han sido golpeadas, abusadas psicológicamente y aquellas que simplemente no les ha interesado más que defender los papeles históricamente aceptados para las mujeres: ser madres. Eso nos deja excluidas a las que no lo somos. Pero lo que en realidad necesitamos las mujeres, es aprender a ser mujeres dignas.
Lo que yo pienso (y siento) es que solo cada una puede determinar, decidir y ejecutar un plan de acción para su propia defensa. Recordé que el jueves, un tipejo, al que no he visto más de dos veces en mi vida, al saludarme cuando llegó al grupo de amigos con los que estaba me preguntó de entrada si yo era de las dignas... refiriéndose a la ong... pero lo hizo con ese tono tan característico que los trogloditas tienen para burlarse de aquellas mujeres que son un poco más entregadas a la defensa de estos temas de derechos e igualdad de género. Le contesté con el cinismo por delante y solo terminé de confirmarle que le caigo mal, pero sí... soy digna, más digna que él y que otros trogloditas, no... no puedo decir que soy feminista o de las dignas (la ong), pero sí tengo dignidad y es mi opción defender dicha dignidad. Luego también me acordé de aquel insólito personaje que sale conmigo un día y mientras hablábamos se dedicó a desperdigar su misoginia, haciendo referencia a la vestimenta de las mujeres que por ahí pasaban. ¬¬ .... No tienen remedio algunas personas.
Y así... me acuerdo de muchos hombres que, de manera asolapada o abiertamente, accidental o de manera consiente me han hecho algún daño... Tuve que aprender a diferenciar cada una de las intenciones, coleccioné algunos rencores y otros solo pasaron y ya; por supuesto, el tiempo me ha hecho más entendida y ha fortalecido mis métodos de defensa y ahora me doy el lujo de contestar: "no te preocupes, sé cuidarme sola". Pero todos sabemos que, como dijo mi amigo, este país en un cabrón con las mujeres.
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