lunes, 4 de junio de 2012

Quisiera decir

que hay tantas cosas que no comprendo aún,
supongo que el sol no me tiene deparado un día para poder comprenderlas.
Hay tantas cosas a las que ya no temo,
supongo que la valentía viene adobada con ese sentimiento de no tener nada qué perder.


¿Qué son los minutos?
¿Cómo definimos a las distancias?
¿Dónde están nuestros muertos?


Porque así soy
y quisiera encontrarme a más personas así.
Fundar una nueva raza donde no se discrepe sobre política
sino sobre cuál es el canto más hermoso de las aves,
donde la única violencia que se padezca sea la del enamoramiento.

Por supuesto,
un mundo así es muy difícil para los escépticos,
es demasiado idealista para los cínicos,
es demasiado arriesgado para los acomodados.
Por supuesto,
la única explicación que se me acerca a merodear
es que solo quiero vivir bajo mis propias reglas,
practicar el anarquismo de la pasión,
ensanchar el conocimiento de lo etéreo,
besar todos los rincones de la imaginación.

Entonces ocurre...
vuelvo a ser adulta.

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