Abro mi anotomía primitiva
para que me fecunde tu sonrisa.
Amor,
amor,
¿qué me sucede cuando sustituyes
la vibración nupcial que me despierta?
Encomiendo a tu cuerpo,
a tus secretos dones adversarios,
a tu manera de mirarme,
a tu brutal huída,
a tu tenaz ofrecimiento inacabado,
a tus ansias de amar que me adivinan
como un soldado atónito
encomiendo a tu sangre apresurada;
a tu total medida
que me deja el abrazo sin lugares,
encomiendo
encomiendo a tu beso
todo mi amanecer futuro y mi sonrisa,
todo mi amar al hombre colectivo
toda mi floración de fuego que combate
mi lugar en la cumbre indispensable
y mi altiva raíz.
Todo te lo encomiendo.
(Roque Dalton)
Por lo general no posteo escritos ajenos, me da pena (de alguna manera), pero resulta que estoy releyendo la obra completa de Roque y ese amor impúdico que le siento me trae esta mañana a reescribirlo en este muro que es de mi propiedad (vía Blogger).
Una cosa voy a agregar: Roque siempre es bien oportuno para mí.
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