lunes, 18 de junio de 2012

Me contengo

para no salir corriendo a abrazar al viento,
acá las cosas siguen siendo las mismas
solo varía el disfraz del dolor.

Cuando todo me parece vacío
y las palabras no son suficientes para invocarte,
me refugio en la piel morena de las distancias
que aún no recorro.

¿A quién le encomiendo algunos abrazos?
¿En qué puedo atrincherarme en este frío tan largo?
¿A quién le reclamo el itinerario de las nubes?
¿En qué dimensión podré encontrar la sombra que una vez perdí?

Solo me queda besar a la madrugada,
tomar mis pertenencias escasas,
adorar los nuevos libros que me trae la vida
espantar a los gritos del ayer.

Resulta que habitarme es bastante difícil
que habitarme es un riesgo,
no se lo recomiendo a nadie,
nadie va poder contenerse
ante el cerrar los ojos del espejo que da solo ilusiones.

Solo me queda la libertad de decir tu nombre,
de acariciar con la punta de mis dedos
los acordes de la canción que no termina de llegar.
Solo me queda la libertad de dormir porque sí
porque solo ahí,
vos me miras a los ojos
y yo dejo de aterrorizarme
de la impertinente manera que tiene la vida
de recordarme lo cálido de los besos.


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