Para el disgusto de mi madre soy demasiado revolucionaria, para el gusto de mi padre, soy adecuadamente incendiaria... para suerte de mi jefe... soy bastante irreverente.
Digo y escribo lo que no me gusta, me gusta decir lo que pienso y lo que siento. Protesto. Soy desconfiada y pocos terminan de derribar los altos muros de mi autodefensa. Mis palabras son, a veces, una bomba molotov.
Me manifiesto, explico al que me pide explicaciones y a pesar de mi carácter de cactus, aprendí a rectificar mis errores y a pedir disculpas si me toca. Soy parte de un colectivo etéreo, no pertenezco a ningún grupo, no soy parte de nada. Soy nómada.
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