lunes, 12 de diciembre de 2011

Silencio

Pensaba ayer en esa necesidad de silencio. No es que no hable, es que mido las palabras.

Emilia me dijo "te has perdido, ¿dónde has estado?" Mi respuesta le sorprendió. En mi casa. Asevera ella que yo no paso en casa, no es cierto, últimamente si. No es solo la época que me ofrece ofertas, baratillos y mil formas de hacer mierda el pisto, no es solo la multitud de gente, la que, tal cual avalancha, me atemoriza. Al final lo reitero, soy un ser humano solitario. 

Dice un amigo que soy "workalcóholica", el sábado me fui a eso de las 4 p.m. por editar un documento, yo sé que podía irme a casa a hacerlo, pero sabía que mil ruidos y cosas me abarcarían al solo entrar por la puerta. Son pocas las personas con las que puedo estar en silencio, aunque nunca les he preguntado si mi silencio les incomoda, supongo que no. 

Un amigo me dio posada un rato el sábado, entre ver el partido en su casa y tomarme dos cervezas, a salir y enfrentarme contra el horrible tráfico, encontrar refugio ahí fue bueno. Soy un desastre sociológico. 

Supongo que a todas las personas nos pasa, al menos eso espero, esa sensación de necesitar silencio, aunque se esté acompañado, el no decir nada y dejar afuera todo aquello de lo que no queremos saber: de informes, de gente tonta que escribe cosas tontas en los periódicos, ni de accidentes viales, ni de enfermedades de las madres, ni de visitas de españoles, ni de la presencia de hombres estúpidos que piensan que una es pendeja, ni de pagos pendientes, ni de nada. 

En concreto, este día quiero salir a caminar, en silencio, en compañía de alguien que de verdad entienda que estar en silencio no es porque esté incómoda, ni que tenga pena, sino que disfruto calladamente de el viento que nos envuelve y que mi acompañante también disfruta del silencio. Nada más. En verdad, en verdad, os digo... a veces pienso que estoy loca. u_u

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