Amo estar sola.
No sé por qué, pero así es. Mi madre aún no entiende, pero creo que ya va llegando al punto en el que lo respeta al menos.
Esta madrugada se fueron todos a Sonsonate, yo me he quedado habitando este espacio silencioso, donde solo el tic, tac de las teclas se oye, mientras me concentro en la pantalla frente a mis lentudos ojos. Amo el silencio y el encontrarme a mí misma, ver lo que me da la gana, leer cuando se me antoja, poner la música que deseo... conversar con quién yo quiero.
Hago recuento, no solo de lo que veo, leo y escucho, sino de las pláticas que me abonaron tanto en el proceso de fastidiar este año que ya terminó y hago planes para estos próximos 366 días del año.
Que disfruten cada día.
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