Mi sangre corre a un ritmo particular por mis venas... la culpa lo tiene mi corazón... al nacer, el neonatólogo dijo que corría peligro de morir en los primeros días, soy "sietilla" como Sebastian... lo mismo dijeron de él al nacer. Nuestros corazones eran demasiado grandes para nuestros pequeños cuerpos, teníamos bajo peso y todo indicaba que no duraríamos en esta vida.
Nuestras madres... madre e hija respectivamente... son necias y nos sacaron, con 30 años de diferencia, del hospital contradiciendo las indicaciones médicas, preferían tenernos entre sus brazos si moríamos y no que la muerte nos sobreviniera en una incubadora.
Él y yo... sobrevivimos. Henos aquí... él está a punto de cumplir 5 y yo me echaré 35 años en octubre. Nuestros corazones ya tienen el tamaño adecuado para nuestros cuerpos, pero siguen latiendo a un ritmo particular, los pediatras dijeron que era un soplo... pero resulta que como dice Fito... en ambos caso podemos decir que "me hice fuerte ahí, donde nunca vi, nadie puede decirme quién soy... yo lo sé muy bien... te aprendí a querer.." Y heredamos de nuestras madres la necedad y decidimos que ese ritmo alborotado sea más bien una marca personal.
Anoche estábamos jugando, dejé el celular sonando el set list que me acompaña desde hace más de un año... de repente empezó el beat, el retumbar del tambor y por supuesto... nuestro rítmico corazón se unió al son.. UNA LLAVE, POR UNA LLAVE Y ESA LLAVE ES AMOR... bailar con mi sobrino me trae de regreso, poco a poco, a la vida... a pesar de las oficinas espantosas, a pesar de las pesadillas que me acompañan, a pesar de mis demonios interiores. Su abrazo me deja un cascabeleo, su corazoncito agitado de tanto bailar con esta tía suya que está tan loca me deja saciada de afecto... sus ojitos me lo dicen... NADIE PUEDE VIVIR SIN AMOR. ^^
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