domingo, 22 de enero de 2012

No existen palabras

Cuando caigo en mis profundos silencios, incluso cuando estoy en medio de la gente y de mis labios salen las palabras, por dentro callo... cuando pasa eso es porque algo en mi interior se moviliza y busca respuestas a las miles de preguntas que siempre están en mi cabeza.

Quisiera utilizar todas las palabras que soy capaz de usar para explicar lo que siento, pero bien lo sé, aunque lo intentara no lograría revelarles toda la rebeldía de la que soy capaz. 

En medio de la sociedad soy una mujer común, nada me hace especial, soy una vida más entre las siete millones que cohabitan conmigo este país, pero yo tengo un país propio. Un país caótico y a veces demasiado vulnerable. Pocos lo entienden, a veces ni yo misma lo entiendo. Pero es mío, lo habito y me habita. 

Cuando estoy así, así como estoy ahora, influenciada por el insomnio, o por una semana demasiado pesada en la oficina, o demasiado afín a noches de cerveza barata y de compañías excéntricas, cuando estoy así, escribiendo a medianoche, en el profundo silencio del sueño de mis amados, dejo de ser la mujer que la sociedad me exige ser y pierdo el temor a todo lo que me hace buscar respuestas, dejo de lado los convencionalismos y declaro que no tengo más miedo, pero si me sigue sorprendiendo esta fuerza que sale de mis manos, que encuentra respuestas, pero que no corresponden a las preguntas adecuadas. 

Colecciono respuestas para las preguntas que nunca llegan, acumulo afectos y los desechos tan fácilmente como llegaron y durante años critiqué a todo ser humano estable y establecido y ahora, solo durante cuatro minutos de este día, he deseado ser el ser humano más estable y establecido y rescatar todo lo que se me fue de las manos, los besos que nunca di y los golpes que tuve que guardarme. 

¿Será que como dice Emilia? ¿será que en realidad, aunque no lo parezca, vivo eternamente enojada e inconforme? ¿será que tengo salvación?

En noches como ésta, todo es imposible, todo puede ser enviado al carajo. 

En noches como ésta desearía: gritar, 
escapar,
ser valiente, 
llegar a mi verdadero hogar,
tener un corazón a prueba de tentaciones,
fortalecer mi voluntad,
vencer a mi enemiga interior,
desvanecer algunos errores,
perseguir una nube,
estar contigo... un abrazo tuyo... un susurro que me diga... "todo va a estar bien"
y tu mano secándome las lágrimas impunes de esta tremenda tristeza sin sentido.




 En esta noche oscura
 ya no cabe posibilidad
de darle vida a nada.
Lo que muere para siempre muerto está.

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