domingo, 15 de enero de 2012

Hueva en tres actos y sinfonía de desidia

7:30 a.m.

Alguien hace ruido en la casa... ¿cómo es posible que estén despiertos a esa hora en día domingo? Aprieto los ojos, recordando que la última vez que vi el reloj eran las 3 a.m. No quiero escuchar ningún ruido... demuestran alboroto pre-vagancia... de repente... mi madre me habla y dice "vamos a misa... ¿no queres ir con nosotros?" Yo solo vuelvo a apretar los ojos intentando no agarrar fuego ante la pregunta.


11:30 a.m.

Seguramente el analgésico para el dolor de oídos es el que me ha tenido con tanta hueva últimamente, no encuentro otra explicación. Solo hay que ver que estoy tirada en la cama a esta hora... algo impensable. Hay silencio, no han regresado de la misa. No es cierto, no tengo sueño, pero no quiero levantarme. Pero igual tengo que buscar alimento... el medicamento no me hará efecto si sigue en sus cajas... ni modo, me enfrentaré a la vida en pro de recuperar la poca audición que poseo...

2:30 p.m.

Mi madre inicia una larga letanía tratando de justificar mi triste hueva dominguera... mi hermana le dice "ahí déjela mamá... nunca pasa en la casa, al menos dejémosla huevoniar cuando se digna a estar aquí." Yo me hago la dormida... no estoy dormida pero aún recuerdo mi último sueño post-desayuno/almuerzo. Hace calor, es mejor que vaya a bañarme... supongo que tengo que hacer algo conmigo misma. Los domingos nunca han sido buenos para existir. Me levanto solo para conflictuarme con mi hermana y regreso a mi cama a seguir respirando.

5: 47 p.m.



No hay comentarios: