Esta mañana, por primera vez en mucho, mucho, mucho tiempo... desperté a las 8 a.m. Sumado a que anoche me dormí, relativamente, temprano... he dormido 10 horas seguidas y sin interrupción. Realmente es un regalo bien recibido.
10 horas de sueño... 10 horas de descanso y sobre todo... 10 horas sin sueños, es decir... sé que soñé, pero no los recuerdo, eso me dice que estaba profundamente dormida... mi cerebro al fin pudo desconectarse.
Cuando abrí los ojos esta mañana... el primer pensamiento que vino a mi mente fue: "desearía que fuera mi cumpleaños". Porque así justificaría este regalo tan maravilloso... y si, quisiera que este domingo fuera mi cumpleaños.
Poder abrir los ojos y ver que dormir no es un esfuerzo que tengo que realizar cada noche, sino algo que me fluya con naturalidad, poder escuchar una canción que me hayas mandado de alguna forma mágica a mi inconciente (al celular en su defecto si no te sirve la telepatía), abrir el correo y ver uno o dos correos de la gente que amo con profundidad, salir de mi casa y caminar como descubriendo el mundo y sorprenderme de cosas pequeñas.
Llegar a un lugar, no importa donde, y encontrarte... que no digas nada, solo sonreirías como solo vos podes sonreír... que me des un abrazo, un abrazo que no me mate, sino más bien que me retenga la vida que se escapa... no habría necesidad que digas nada, solo me bastaría con tu aroma y tu latido. No importaría que vendría después... seguirían siendo ganancias.
Quisiera que fuera mi cumpleaños.
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