Es el menor de los dos. Era tímido y muy calladito, le fascinaba el basket, como a todos los demás...
Él y su hermano llegaron del extranjero en 1991. Yo tenía 14 años, él tenía 13, estabamos en séptimo grado... yo tocaba en la misma sección que su hermano... él estaba en el otro lado del muro.
Cuando lo conocí tenía una altura parecida a la mía... de pronto, luego de las vacaciones, justo para entrar a octavo grado... choqué con su gigantesca estatura...
Ronald se llama, ahora vive en Gran Bretaña...
Con los Denaux solo tuve contacto visual durante el primer año de secundaria... los veía pasar caminando juntos... hasta que conocí a Vinicio en octavo grado y él que es un ser social, me hizo un poco sociable a mí... Amanzó mi espíritu huraño y me atreví a hacer amigos y amigas.
Ronald siempre estaba callado, más que Guillermo, contestaba con monosilabos y lo odiaba el día de la entrega de notas por su prodigiosa capacidad intelectual. Recuerdo que teníamos un profesor, Orestes era su nombre... nos dió Lenguaje y Literatura en octavo y luego en noveno nos dio Sociales... Con la primera materia, al menos yo... la disfruté. Pero cuando esta sangre indómita estaba en efervecencia en noveno grado y creía ser un ser autónomo, auténtico y rebelde... topé al cerco... porque me daba unas devandas en los exámenes terribles... a todos... a todos... hasta Guillermo, quien también llevaba notas impecables... cuando de repente, luego de decirnos las notas en el grupo... 3, 4, 5... todos con caras largas... Las batallas de Gengis Khan habían dado golpe mortal a la moral nuestra, cuando aparece Ronald, todo cabizbajo... se había sacado 7! No recuerdo el insulto merecedor del momento... pero me cayó mal... él sufría con su siete y yo agonizaba con mi cuatro!
Ronald dejó de ser tan callado cuando Emilia llegó a nuestro grupo, fueron amigos muy apegados, eran un "Tandem" muy versátil y eficaz en el estudio. Es memorable para mi, aquel experimento en el laboratorio de Química donde les ayudé a soldar unas placas de estaño para hacer una bateria de reloj con dos papas, al final no supe si ganaron la feria de ciencias.
Al final de noveno grado, justo cuando ya les había tomado gran cariño... lo anunciaron: se mudaba a vivir a Europa. Fue mi primera gran perdida emocional. Los culpables de que odie las despedidas son ellos. Ellos, que a mis 16 años se largaron, dejaron un espacio que creí nunca llenar, a pesar de los que se quedaban conmigo a este lado del charco: Viny, Emilia, Marjorie... y otros por ahí.
Ahora que lo veo en perspectiva, cuando uno está cipote es un poco trágico... y yo lo tengo por doble al ser de naturaleza dramática... es una desgracia! Pero así es la vida, aprendí a vivir con ellos en la distancia... justo cuando me empezaba a acostumbrar, un día... peleando con Vinicio porque me llevaba a rastras a una zona del recreo y yo con una gran hueva... aparecieron... habian regresado... de visita por su puesto. Y sus visitas han sido constantes... y cuando vienen... ah... como nos divertimos (unas veces mas que otras... jajaja).
Ronald nunca escribió, yo mantuve una nutrida correspondencia con Guillermo por años, si... de esas de cartas en papel, que iba a dejar el cartero... Pero Ronald casi nunca escribió. Sin embargo, tengo aquí, junto a mí, una simpática tarjeta de cumpleaños que mandaron en algún año mil novecientos... tiene su letra, su inconfundible mala letra... me lo aclara... él la escogió porque Guillermo escogía tarjetas "aburridas".
La última vez que lo vi, lo vi bien, es más fiestero que su hermano y ha mutado en un ser "distinto" al cipote que siempre andaba con la pelota de basket bajo el brazo y con la mochila llena de libros.
Nunca se lo dije: siempre me recordaba a Ringo Star o al bicho que canta en Oasis... sé que ni se parecen en realidad, pero cuando los veo a ellos, lo recuerdo a él.
Buenas noche Ronald.. y feliz cumpleaños, bienvenido a los 30!
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