Tampoco sé cómo decirle a lo sucedido ayer.
No tengo idea qué canción escuchar esta mañana... me he limitado al gusto del dj radial, pero ya voy a buscar una adecuada para esta situación.
No sé cómo mi corazón ha logrado soportar tanta emoción desde el viernes pasado... espero que su garantía no caduque pronto ahora que estoy satisfecha con estas horas.
Varios de mis amigos me preguntaron... reiteradamente ¿por qué no escribis de las elecciones en el blog? La respuesta es muy simple: Porque no soy política y mis convicciones,aunque muy claras, tienden a ser muy pasionales como para que el resto las entiendan, es más bien... cuestión histórico-familiar/cuestión-de-educación. Además he tratado de ser un poco "diplomática" en las relaciones con el sector de derecha que está en contacto conmigo... en resumen: no quería estar peleando con la mara.
El día miércoles pasado di gracias a la Providencia porque AL FIN se acababa la campaña política, más sorpresa mía... seguí escuchando del tema, creo que el jueves me eche mantequilla para que cualquier otro comentario de la polarizada situación política me resbalara un poco. A parte de una conversación histórico-política con Rolando... traté de no comentar absolutamente nada, ni con mi familia. Al fin y al cabo... tenía y tendré ABSOLUTAMENTE CLARO que votar por la derecha, para mi, no es una opción.
Algún inconsecuente me ha llamado "revolucionaria de cafeteria"... a lo que podría decir que ni siquiera soy revolucionaria. La izquierda de antes, no debería de ser la de hoy. Precisamente por eso entré (en los últimos meses) en una especie de "desilusión política" que traté de curarme poco a poco... a punta de buena fe... si ya sé... nunca ejerceré la Teología, pero no me importa: la fe, la ilusión y las creencias socio-políticas no deben de ser sustentadas o apoyadas en una sola persona... son demasiado pesadas para el esfuezo humano.
Ayer, para el día de ayer tenía planificado ir a vota y encerrarme a escribir las miles de cosas que me acosan... y casi lo cumplí... fui a votar, pero no me encerré. Fuí a votar sola, contra la tradición familiar de ir todos y todas juntas. Luego me fuí a hacer un recorrido por varios centros de votación. Vi. Escuché. Observé. Atestigué. Y recordé las votaciones de hace cinco años... sentí algo tan distinto. No me pregunten qué es exactamente... ya lo saben... solo soy el puro sentimiento... en este caso... el puro "sentir".
En la tarde regresé a mi casa. Todos estaban reunidos... esperando. Yo andaba cansada así que fui a dormir un rato, contrariando mi regla de no dormir durante el día (por aquello del insomnio). Soñé. Soñé que estaba en el parqueo del Estado Cuscatlán. Un anciano se me acercó y me dijo que le tocaba votar en la cima de la lomita... pero que no podía ir solo y me pidió que lo ayudara. Recuerdo que subíamos por una vereda realmente fea, pedrajosa, cayendome y viendo que el viejito no se fuera a caer también. Cuando llegamos a un ranchito, una mujer nos decía que el hombre no podía votar porque había nacido en el siglo pasado y no había registro de su identidad. Protesté. Estaba en medio del pleito, cuando el viejito, que estaba calladito hasta entonces me agarra del brazo y me dice: "niña, hay mejores maneras de pelearse con lo que no nos gusta. Ahora ya me voy a morir. No importa que no vote, solo dame el respiro del silencio en este lugar".
Le ayudé a sentarse, estaba jadeando, era uno de esos viejitos tufosos, secos, a los que el peso de los huesos dobla a cualquiera menos a sí mismo, su pelo cano y ralo, sus ojos, sus manos tullidas... todo me conmovía de él. Me senté a la par de él, vimos el atardecer y cuando la mujer con la que me estaba peleando agarró la caja de papeletas y empezaba a bajar la loma, él me agarró del antebrazo, me apretó suavecito y me dijo: "acordate que somos rojos de naturaleza". Dijo eso y se murió... y yo desperté.
Eran las 5 p.m. y estaban anunciando que estaban cerrando los centros de votación.
Me levanté, me di un duchaso y luego me uní al resto de la tropa familiar convocada en la sala de la casa, frente al tv... no lo voy a negar, por breves momentos tuve miedo. La campaña del miedo me había afectado, no al momento de marcar la papeleta, pero si a la hora de esperar el resultado. Veía a mi papá tranquilo, no euforico ni nada... él es así... tranquilo. Mi mamá estaba un poco ansiosa... preguntando miles de cosas estadísticas que yo no puedo contestarle. Mis hermanas calladas, solo esperaban.
A las 6:30 p.m. mi papá se levantó del sillón y dijo: vámonos... esto ya estuvo... ganamos.
Todas las mujeres que vivimos con él nos miramos las caras y sin decir nada salimos corriendo a traer algún sueter, porque pintaba que no regresaríamos pronto y que en mas de algún momento nos bajaríamos del carro a abrazarnos con otros rojos como nosotros.
La capital era roja, recordé mientras recorríamos las calles (Cuscatancingo, Mejicanos, Zacamil, el Centro Histórico, la San Luis, la zona de la Nacional, Los Héroes... ) aquella noche hace 17 años, en la celebración de la firma de los acuerdos de paz... todos y todas eramos rojos... "somos rojos de naturaleza"... Gabriela era una bebe, ahora el bebe es Sebastian... ahora había mas personas, eran caravanas, eran multitudes.... y yo que soy miedosa de las masas... superé ese miedo y me introducí a la fiesta.
Las consignas deberían de ser otras ya, pero ante la ausencia de nuevas y frescas propuestas... ni modo, pero estamos a la espera de nuevas frases, de nuevos "lideres históricos", de un nuevo gobierno, de una nueva esperanza y de la lucha por una nueva dignidad de cada persona.
Encontré personas amadas ahí. Escuché frases hermosas. Conocí a otros locos que como yo, a veces nos dejamos seducir por el miedo y por las desiluciones. Creo que tengo que reaprender a manejar esto.
Yo lo sé... no soy ingenua (tanto), hoy venía en el bus y vi a los vagabundos de siempre, a los indigentes haraposos, a la gente que sigue con hambre como ayer, no se solucionará todo ahora y ya, pero algo hace latir mi corazón con fuerza y esperanza... aunque tarde en aterrizar del todo.
Aún no sé como titular este post... ni como nombrar a esto que mi corazón siente. Solo lo siento y se siente bien sentirlo y eso... me tiene feliz.
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