viernes, 7 de diciembre de 2012

De cómo una noche de trabajo terminó no siéndola

El exceso de trabajo nos está matando, no solo a mí... todos en la oficina hemos empezado a dar señales de alarma, cada uno anda con una dolama distinta: Koky con gripe, Nan anda de mal humor, Stef tuvo ataque de migraña y aunque no nos ha dicho nada, creo que Nelson tiene un tic en el ojo derecho.

Todos. Todos tenemos una forma de ir muriendo lento.

Emme es mi nueva rummi... mi runmeit y yo la adoptamos desde hace casi tres semanas y desde entonces convive con nosotras. Emme es maestra de teatro, es bastante joven y es una buena influencia para nuestros descoordinados métodos de alimentación y nuestro vicio pernicioso del alcoholismo. En la última semana se apiadó de mí y cada noche me pone sábila en el zóster y así es como he podido encontrar paz y poder irme a la cama a dormir.

Pues resulta que mi runmeit ha andado tan acelerada que ni ha pasado acá, así que la Emme y yo hemos estado haciéndonos mutua compañía, ella está terminando la U y pasa haciendo trabajos de noséqué por las noches, yo le hago barra, pero anoche de plano que las dos estábamos presionadas por terminar documentos que son para hoy.

Nos vinimos temprano de la of, ella cocinó y me alimentó (no le gusta que no coma dice... y pues, yo la dejo ser...) Nos pusimos a trabajar, cada quién en lo suyo a las 7 p.m. (inserte silencio y concentración acá). A eso de las 8:30 se oían los cuetes de vara cerca, pues las fiestas del pueblo están en sus inicios. Nos quedamos viendo y creo que ambas pensamos en decirle a la otra si no quería salir a ver (pinche curiosidad citadina). De repente ella tomo la iniciativa y me dijo.... "qué te parece si descansamos un rato y vamos a que nos pegue el aire y a ver a la reina pasar"... "vamos pues" le dije... agarramos las llaves y nos incorporamos a la multitud.

JAMÁS, jamás... había visto tanta gente en Suchi en la noche. Era una marejada, estaba a punto de arrepentirme de haber salido cuando Emme me dijo "bueno... si no puedes contra ellos... sumérgete en la gente". Caminamos, encontramos a nuestros alumnos, estuvimos chistando y platicamos mientras caminábamos entre la gente. Ya íbamos para la casa, serían las 9:10, cuando nos encontramos a Michelle y a Nan. "¿No van a ir al baile?" preguntaron... "ya íbamos para la casa"... se nos quedaron viendo como si acabáramos de decir alguna barbaridad y Nan fue enfática... "nononono... ustedes irán con nosotros a bailar"... Emme me vio con cara de "vamos un ratito, unos 20 minutos".

Resumen: llegamos a las 2 a.m.

Tenía tanto tiempo de no divertirme tanto! en serio... no recuerdo desde cuándo había pegado una bailada de ese calibre.

Lo que me quedó claro fue que yo nunca he entendido las formas de expresión de la gente, temo profundamente a las multitudes, más si hay demasiada cerveza circulando, pero ayer, luego de los reglamentarios 20 minutos de entrada, me olvidé... bailamos bajo las estrellas, hacía calor pero no importaba, me dolía el zóster pero no me importaba, tenía que terminar un cuadro pero no me importaba, todo giraba al rededor de una sola cosa. Bailar.

Al llegar a casa y ver la compu que me esperaba, lo único que hice fue agarrar mi toalla e irme a dar un duchaso para acostarme y descansar del cansancio más hermoso que he tenido en meses. Sépanlo... las fiestas a penas empiezan.

No hay comentarios: