viernes, 2 de diciembre de 2011

Melancolías perrunas

Tuve un perro hace años. Atila lo llamé. Era malignillo, grande y su pelo era una preciosa manta negra que lo envolvía de pies a cabeza.

Era un cachorro de un mes de nacido cuando Robz me lo llevó a casa. El amor familiar fue unánime y todos lo lloramos mucho cuando murió a causa de un bocado (sé dónde vives MATAPERROS!). 

Hoy recordé a mi cachorro gracias a Ligia. Me robé esta foto y su frase mítica porque tiene tanta razón.

"Cúspide de la felicidad perruna (posiblemente de la humana y no nos hemos dado cuenta): jugar en un espacio abierto bajo el sol, con el estómago lleno y con una persona que te quiere." (Ligia)

Pueden leer el post completo AQUÍ

1 comentario:

Ligia dijo...

Gracias, chera! Me alegra mucho que te gustara :')