Hace unos días atrás Flor escribió sobre cuando somos frágiles, justo ese día una amenaza estúpida me dejó pensando en la vulnerabilidad de la que somos presas las personas. Simplemente uno puede estar y no estar en un ratito.
Noviembre ha empezado, me gusta este mes. Quizá sea su viento heladito, quizá sea que es apto para la tristeza. No lo sé. Hasta la alegría es distinta en este mes.
En noviembre siempre re-defino algo, el año pasado fue el frío, hace dos años atrás, fue el trabajo, en el 2008 fue el odio... este noviembre no sé qué será lo que re-definiré. No tengo idea clara pero si algunos esbozos.
Para mientras, noviembre se ha instalado ya.
Querido noviembre: qué bueno verte de nuevo... empezaba a extrañarte, sabes que siempre he pensado que todos tus días son jueves, no existen lunes, ni martes... ni mucho menos los odiosos domingos... no, solo jueves, son jueves fríos y grises, no... no te confundas... me gustás así... sos como de esos muchachos que a una le gustan cuando tiene 14 años y nunca logra juntar valor para llamarles, porque resulta que una se siente bien fellita... pero cuando sucede algo mágico y logran cruzar palabras, se maravilla una más... porque resulta que nos solo es bonito el susodicho... sino que también es linda gente. Así somos vos y yo, noviembre.
Por supuesto, otras buenas personas no entenderán esta rara relación mía con noviembre o con la tristeza... pocas lo comprenden y me quieren así... grisácea.
Bien lo dijo Flor hace unos meses... la Tristeza es un don
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