La transición fue tranquila y (por primera vez) muy fluida... solo 9 horas de viaje, de las cuales dormí 6.
Sé que dormir en un bus no es cómodo, pero resulta que por mi tamaño compacto, hacerme puñito y encontrar puesto en un asiento de bus nunca ha sido mayor problema para mi. Eso sí, ya para llegar a la frontera tuve un sueño que me asustó.
Adentrarme a San Salvador siempre es fascinante, creo que nací aquí porque la vida me depararía un amor incondicional por esta ciudad, a pesar de su violencia, de su desorden, de su ruido y de sus múltiples personajes de espanto.
Recorrí sus calles, me maravillé con su atardecer que en nada se parece al atardecer lejano de las montañas, disfruté su caos y de su pecaminoso calorcito. Por supuesto, estoy loca, no hay alma que soporte esto, pero así es el amor... ciego y tonto.
Estoy aquí... pero en realidad, creo que nunca me fui.
5 comentarios:
Vivias en Managua? 9 horas en bus suena a esa distancia.
Pal otro lado... en Quetzaltenango... poquito falta pa llegar a la frontera con México...
Bienvenida a su tierra KR! Espero que estos días le sirvan para decansar, relajarse y poner en orden todo aquello que pueda tenerla preocupada, inquieta o acongojada... Al fin y al cabo ahora ya está en casa!!!
Un saludo desde por aqui...
Que tenga una feliz tarde!
Att. La anónima de siempre
Vieras que aquí están participando en un concurso para un proyecto en Quetz...y hay un compañero ansioso de que ganen, porque le encantaría vivir allá.
Cuestión de gustos.
Hey.. que chivo... ojalá ganen, si llegan allá instauramos la comunidad salvadoreña en chapinlandia congelada, ayer me escribieron, la temperatura está descendiendo dramáticamente, ya me quiero ver el domingo que regrese... jejeje
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