jueves, 3 de enero de 2013

Guía de sobreviviencia en el Sistema Público de Transporte

o... las seis horas más largas de mi vida.

Decidí regresar a Suchitoto ayer. NUNCA me imaginé que me costaría tanto. Sumado a que traía dos maletines y mi morral con lo indispensable a mano para sobrevivir, resultó que las carreteras estaban colapsadas y los buseros decidieron no salir todos a trabajar.

Etapa Uno: San Juan Opico - Santa Tecla
Salí de casa de mi madre, exactamente, a las 2:05 p.m. Por lo general viajo vía Quezaltepeque desde que la carretera de Los Chorros está en construcción, pero resulta que ayer un aparatoso accidente entre una enorme rastra y un sedan blanco dejó cerrada esa vía, al llegar a la parada el bus de la 168, relativamente vacío, estaba como esperándome... pensé que por la hora no sería TAN trágico llegar a Santa Tecla. Tengo que dejar de tener ese tipo de pensamientos... u_u Tardamos una hora con quince minutos para llegar.

Etapa Dos: Santa Tecla - San Salvador (Salvador del Mundo)
La ruta 101, en cualquiera de sus letras, tiene una enorme cantidad de unidades, eso hace que el enorme flujo de pasajeros se distribuya bien y adecuadamente, por lo general los buses, a la altura del colegio Santa Inés, no presentan un lleno total, más bien, sin dificultad uno encuentra asiento y viaja cómodo. Ayer no. No habían buses, por tanto los microbuses no daban el ancho, pasaron seis microbuses topados de gente hasta que en el séptimo pude introducirme e iniciar mi especializada técnica de desdoblarme para no sentir nada e ignorar al mundo. En mi interior todavía guardaba la esperanza de que al llegar al Salvador del Mundo todo estaría normal. Soy una ilusa!

Etapa Tres: San Salvador (Salvador del Mundo - Terminal de Oriente)
Cuando logré salir del microbus de la 101, vi que una ruta 7 estaba estacionada y vacía, pero como una a veces peca de tonta, pensé en esperar la 52. Error. La 52, buses, no estaba circulando, para cuando me enteré la 7 ya se había ido, así que cuando apareció otra (esta vez llena) me subí, a esas alturas vi la hora... 4:15, tenía dos horas con diez minutos de estar en tránsito. En cuanto pude encontrar un lugar cómodo donde bajar una de mis maletas, me agarré firmemente y cerré los ojos, pensando que pronto llegaría a la terminal y toda la pesadilla habría terminado. Tengo que hacer algo.. mi sentido de la realidad me está fallando demasiado. A la altura del parque Infantil me di cuenta: tenia hambre y sed, ¿por qué no acepté almorzar como me recomendó mi madre antes de salir de su casa? Respuesta: por necia.

Etapa Cuatro: San Salvador - Suchitoto
Cuando llegué recién se iba un bus de la 129, bien pude haberme ido en ese, pero iba lleno, decidí esperar el siguiente. El siguiente iba "vía Ciudadela", es decir, es el bus designado para que entre a tres o cuatro comunidades entre Perulapía y Suchitoto, así que no... mejor esperé el siguiente. Resumen: entre que llegó el siguiente bus y salió "a tiempo" ya eran las 5:20, yo seguía con hambre y sed y di señales de vida. Justo antes de salir, se subió el cobrador y dijo: "Queremos avisar que mañana no habrán buses de ninguna ruta, si pueden avisen a sus conocidos porque no vamos a sacar ni una unidad". Inmediatamente me acordé de mis compañeros y empecé a enviarles la noticia a los que pude para que ellos también pasaran la noticia a los demás. Cuando terminé de enviar mensajes por todas las vías posibles (whatsapp, mensajes directos, mail, etc.) me di cuenta de algo que no presagiaba un viaje tranquilo... el bus estaba lleno, nunca había visto un bus de la 129 lleno, siempre van (a esas alturas) holgados, pero en ese momento ya no habían asientos libres y la gente ya iba acomodándose en dos filas en el centro del bus. 

El tráfico a esa hora pico entre San Salvador e Ilopango es lo peor. En Plaza Mundo siempre se suben a vender comida y bebidas, mi plan era comprar ahí algo para aliviar mi hambre y sed... el bus iba tan lleno que nadie se subió a vender. Cerré los ojos y me hice a la idea de aguantar. Lo que queda como experiencia: siempre es bueno andar una botella con agua y algún dulce para estas emergencias. 

La vida en estas circunstancias parecerá una mierda, pero en eso... vi hacia la ventana. El atardecer estaba espectacularmente hermoso. Lástima que dura tan poco.

Íbamos llegando a San Martín, cuando a mi celular se le ocurrió la buena idea de dejar que los demás se comunicara conmigo, e iniciaron a llegar las respuestas a mis mensajes enviados.. una hora antes. Al menos ya había cumplido con mi responsabilidad de avisarles a mis compañeros que no habrían buses al día siguiente para que se organizaran y pudieran armar "excursión" para llegar sin problemas a Suchi.

No sé si era el hambre y la sed, pero me pasó algo que casi nunca me ha pasado en viajes: tuve mareos. Eran las 6:15 y era hora de cerrar los ojos de nuevo. En ese momento recordé que el objetivo de viajar este día era llegar y hacer limpieza en la casa. Tengo que dejar de tener estos pensamientos. Lo que quería era llegar y acostarme en mi cama y dormir.

Por cierto, ¿ya les he dicho que no me gusta viajar de noche en esa carretera entre San Martín y Suchitoto? Pues si... no me gusta. Me siento desubicada y perdida. Al menos el bus empezó a vaciarse un poco y ya había mejor aire para respirar.

(Inserte acá este pensamiento: Tengo que comprar un carro, esto no me pasaría si tuviera uno) u_u

Llegué a las 7:20 p.m. a Suchi. No se imaginan lo feliz que fui cuando vi sus primeras luces. Corrí con mis maletas a casa y sentí una gran satisfacción al encender las luces, la casa estaba sucia, polvosa y llena de telarañas, pero al menos ya estaba ahí. Avisé que había llegado y salí rápido a buscar comida y bebida, porque en casa no había ni agua potable. 

Cuando ya era un ser humano racional de nuevo, es decir, luego de comer y tomarme DOS coca colas, me quedé conversando con "él" sobre las posibles soluciones al problema del Transporte Público Nacional... me di cuenta de algo: tenía que descansar. A pesar de plantear soluciones creativas y a largo plazo, mientras leía sus mensajes y leía las noticias, el cansancio fue cayendo con todo su rigor, solo medio puse orden en mi cuarto, puse ropa de cama limpia y me despedí. El mundo podía acabarse, ya estaba empijamada y acostada. 

A ver cómo les va ahora a los usuarios de los buses. Ahí me cuentan. 

2 comentarios:

Clau dijo...

Muérase. Cuando llamó a su ahijado para ver si trabajaba ahí, le pregunté si habían quedado en algo y me dijo que no, porque como no tenía carro, le quedaba demasiado lejos y "no le salía". Juventú la de hoy.

KR dijo...

¬¬

Ganas de garrotiarlo me dan...